Las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial en Washington D.C. destacaron el avance global en la lucha contra la inflación, gracias a las medidas de los bancos centrales y la mejora de las cadenas de suministro.

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➡️ La semana pasada en Wall Street estuvo marcada por una intensa actividad económica y la publicación de resultados trimestrales, incluidos informes de cinco empresas del grupo conocido como “Los Siete Magníficos”.

➡️ Los precios de los bonos del gobierno británico cayeron ante la expectativa de que el presupuesto público hará que aumente la inflación.

La inflación de El Salvador registró un cierre negativo en octubre de 2024, un fenómeno no visto en los últimos 4 años, informó el Banco Central de Reserva (BCR). El Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerró en -0.07 %, marcando la primera deflación desde diciembre de 2020, cuando el país reportó una tasa de -0.09 %.

Este resultado se debe a una caída generalizada en los precios de varios bienes y servicios en el país, un hecho que sorprende, pero que no siempre se interpreta de manera positiva por los economistas.

La deflación es una reducción en los precios de bienes y servicios, lo que podría parecer favorable para los consumidores, pero en realidad es un indicador preocupante para la economía.

Los analistas explican que la deflación puede enfriar la actividad económica, ya que puede reducir la demanda de los consumidores, lo que, a su vez, puede afectar la producción de las empresas y generar una menor creación de empleos.

En Centroamérica, Costa Rica experimentó una inflación negativa en 2023 y, para octubre, se mantuvo con una tasa de -0.79 %. El IPC de El Salvador está compuesto por 12 sectores, que cubren una canasta de 238 productos y servicios de uso común entre los salvadoreños.

Según el BCR, cinco de estos sectores registraron deflación, mientras que tres experimentaron aumentos y cuatro reportaron desaceleración en su ritmo inflacionario. Los sectores que impulsaron la deflación fueron principalmente los alimentos, el transporte y algunos bienes de consumo, como muebles y artículos para el hogar.

El sector de alimentos y bebidas no alcohólicas, que representa una parte significativa de la canasta básica, mostró una caída de precios, pasando de una inflación de 1.21 % en septiembre a -0.34 % en octubre.

Esta es la primera vez desde julio de 2021 que este sector registra una inflación negativa, tras una larga tendencia alcista que comenzó después de la pandemia de COVID-19, cuando las cadenas logísticas globales fueron interrumpidas.

Otros sectores, como el de transporte, también reflejaron una caída importante, con una deflación de -5.34 %, seguida de comunicaciones con -0.69 % y recreación y cultura con -2.47 %.

Por otro lado, algunos sectores mostraron aumentos en los precios durante octubre.
El sector de bebidas alcohólicas y tabaco fue uno de los más destacados, con un aumento en la inflación que pasó de 1.70 % en septiembre a 1.84 % en octubre. Además, los precios de alojamiento, agua y electricidad aumentaron, pasando de una inflación de 1.15 % a 1.68 %, lo que refleja el impacto de los costos de servicios básicos en el bolsillo de los salvadoreños.

Asimismo, los precios en el sector salud aumentaron de 2.38 % a 2.60 %, lo que podría generar preocupación en los consumidores debido al impacto de estos servicios en el presupuesto familiar.

En cuanto a otros sectores, algunos experimentaron una desaceleración en su ritmo inflacionario. El sector de prendas de vestir y calzado pasó de una inflación de 0.75 % en septiembre a 0.71 % en octubre, mientras que los restaurantes y hoteles redujeron su tasa inflacionaria, pasando de 5.35 % a 4.62 %. De igual manera, el sector de bienes y servicios diversos vio una desaceleración, con una reducción de 1.14 % a 0.79 %.

El sector de educación, por su parte, mantuvo una tasa inflacionaria estable de 0.43 %, la misma reportada desde abril de 2024.

El más reciente informe del Ministerio de Hacienda revela que, al cierre de octubre de 2024, los ingresos corrientes y contribuciones del Estado experimentaron un crecimiento del 7.1 %, lo que representa un aumento de $431.1 millones en comparación con el mismo período del año anterior.

Este incremento marca la tendencia positiva en la recaudación fiscal del país y resalta una gestión fiscal sólida por parte del Gobierno.

Hasta octubre, las arcas del Estado habían recibido un total de $6,461.9 millones, superando las proyecciones gubernamentales en $127.5 millones. Este resultado refuerza las expectativas de una recaudación fiscal robusta durante el presente año.

El Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) ha sido el principal impulsor de este crecimiento. Según el informe, hasta el décimo mes del año, se recaudaron $2,890.5 millones por concepto de IVA, superando en $163.1 millones las metas establecidas, lo que representa un crecimiento interanual del 10 % (un aumento de $263.6 millones).

Dentro de la recaudación del IVA, el segmento más relevante ha sido el de las importaciones, que generaron $1,552.9 millones, mientras que las declaraciones de los contribuyentes sumaron $1,337.5 millones, con un crecimiento interanual de 9.6 %.

Por otro lado, el Impuesto sobre la Renta (ISR) ha mantenido su tendencia al alza, alcanzando los $2,706.6 millones hasta octubre. En este caso, las retenciones fueron las que aportaron una mayor cantidad, con $1,179 millones, registrando una variación positiva de 9.5 %. Las declaraciones, aunque con una tasa de crecimiento más moderada (7.3 %), superaron en $22.9 millones las previsiones de Hacienda. Además, el pago a cuenta del ISR contribuyó con $610.8 millones.

Los impuestos selectivos al consumo, que gravan productos como alcohol, cerveza, cigarrillos y bebidas gaseosas, también registraron un importante aporte de $194.4 millones. Asimismo, los tributos relacionados con migración, turismo y la transferencia de bienes raíces aportaron $91.2 millones a la recaudación.

Este continuo crecimiento en la recaudación no es un fenómeno aislado. En los últimos cuatro años, los ingresos fiscales han mostrado una mejora constante.

Al cierre de octubre de 2022, la diferencia con respecto al mismo período de 2021 fue de $701.5 millones; en 2023, el aumento fue de $258.3 millones, y este año la variación es de $431.1 millones.

La Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) desarrolla la octava edición de la Semana Mundial del Inversionista, un evento que busca promover la educación financiera y la protección del inversionista en el país.

Este año, la SSF centra los esfuerzos en las finanzas digitales y sostenibles, con especial atención a las tecnologías emergentes y los criptoactivos, así como en la prevención de fraudes y estafas.

Evelyn Gracias, titular de la SSF, destacó la importancia de esta edición en el contexto actual, explicando que uno de los principales objetivos es fomentar una cultura de inversión más diversa y segura.

“Nos hemos sumado a una iniciativa global para promover la educación financiera, con el fin de que las personas que tienen dinero disponible y desean invertirlo puedan hacerlo de manera informada. No solo en productos tradicionales como los depósitos bancarios, sino también en otras opciones que ofrece el mercado de valores”, señaló Gracias.

La SSF organizó diversas ponencias a cargo de expertos de la Bolsa de Valores de El Salvador (BVES), quienes brindaron información clave sobre los fundamentos de inversión, la resiliencia del inversionista y las nuevas tendencias del mercado financiero, como las criptomonedas y las inversiones sostenibles.

A la inauguración del evento asistieron importantes figuras del ámbito económico y financiero, entre ellos, el secretario de Comercio e Inversiones, Miguel Kattan, quien subrayó la relación entre la seguridad del país y la confianza de los inversionistas tanto nacionales como internacionales.

Kattan resaltó que la estabilidad política y económica de El Salvador es un factor clave para atraer capital extranjero, ofreciendo un entorno confiable para la inversión.

La Semana Mundial del Inversionista, promovida globalmente por la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés), tiene como objetivo educar y proteger a los inversionistas, reforzando mensajes clave sobre los riesgos y beneficios de las inversiones.

Este evento se celebra anualmente en más de 115 países y busca generar conciencia sobre la importancia de la educación financiera en un mundo de mercados cada vez más complejos.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, confirmó la inauguración de la nueva Central de Abastos, programada para el miércoles 30 de octubre.

Esta iniciativa busca ofrecer precios más bajos en varios productos de la canasta básica, permitiendo que mayoristas, vendedores, comercios, tiendas y restaurantes se abastezcan a menor costo.

“Desde mañana, la Central de Abastos conectará directamente a productores e importadores con los comerciantes, facilitando el acceso a alimentos de mejor calidad y a precios más accesibles para los salvadoreños”, anunció Bukele a través de sus redes sociales.

Ubicada en el populoso distrito de Soyapango, al oriente la capital, el mercado operará de 2:00 de la madrugada a 10:00 de la noche.

Según el gobierno, el 75% de los productos que se ofrecerán, incluyendo frutas, verduras, mariscos, carnes y lácteos, proviene de la producción local.

La nueva central funcionará en lo que fue una terminal del extinto Sistema Integral de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (SITRAMSS), cerrado en 2020 debido a la pandemia de COVID-19.

Esta apertura forma parte de una serie de medidas prometidas por Bukele tras asumir su segundo mandato el 1 de junio, enfocadas en mejorar la economía y reducir los precios de la canasta básica.

Desde julio, el gobierno ha abierto 50 agro mercados, destinados principalmente a la venta de frutas y verduras a precios más bajos que los de supermercados y mercados tradicionales.

Bukele ha manifestado su intención de expandir estos centros de abastos a diferentes regiones del país como parte de su estrategia económica.