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Un año con altas expectativas y poca certidumbre

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César Addario – Experto en estrategias de Deuda Soberana e los Mercados Emergentes en América Latina.

Acabó 2020 pero no la incertidumbre que se cierne sobre los mercados y la economía mundial. La recuperación es aún incierta, así como el final del impacto de la pandemia.

Ha iniciado 2021 y con el nuevo año hay esperanzas renovadas de que con el Año Viejo quedarán atrás las complicaciones que la pandemia del COVID-19 causó al mundo en todos los ámbitos posibles, sobre todo, en la salud pública y en la economía. 

Los mercados bursátiles inauguraron la primera jornada de negociaciones del año con ganancias generalizadas, sostenidas en el entusiasmo que les generan la política fiscal y monetaria coordinada entre en Tesoro de Estados Unidos y la Reserva Federal, y el inicio del proceso de vacunación contra el coronavirus.

Sin embargo, se mantienen los temores de que la inmunización no sea tan rápida ni efecetiva como para evitar que haya nuevos cierres. Las estrictas medidas de contención adoptadas durante el periodo más agudo de la pandemia conllevaron a caídas en la dinámica económica cuya recuperación aún no parece iniciar.

Adicionalmente, una segunda ola de casos en Europa y Estados Unidos obligó a las autoridades a ordenar nuevas medidas como toques de queda, sepultando las esperanzas de que al cierre de 2020 se comenzaría a revertir la curva de la recesión.

Con la mayoría de países preparándose para inmunizar a sus poblaciones, el fin de la pandemia tampoco parece estar próximo. Por un lado, las primeras aplicaciones se concentrarán en el personal médico y en la población de mayor riesgo, cada país llevará su propio ritmo, y la disponibilidad de dosis y recursos serán factores que podrían ralentizar la cobertura de la mayoría de los ciudadanos.

Por otra parte, el tiempo de espera entre dosis y la generación de la inmunidad podría significar que la primera mitad de 2021 sigamos viendo cierres y otras medidas de contención que frenarían aún más el inicio de la recuperación económica, como ya se está viendo en Reino Unido, donde el inicio de la vacunación ha coincidido con un nuevo pico de casos, sin precedentes.

Estados Unidos continúa registrando nuevos récords en casos confirmados, con más de 200,000 diarios, y Europa lucha con la segunda ola de la pandemia precisamente con toques de queda y cierres focalizados. La sitaución de América Latina, que aún lidia con la que se considera la primera ola de la pandemia, es delicada: los costos económicos y fiscales de la misma aún no se pueden determinar, y la mayoría de países necesitará muchos recursos para poder siquiera iniciar a impulsar su recuperación.

La pandemia, en un inicio, supuso un shock en la demanda: los cierres implicaron caídas importantes para rubros que van desdes los servicios hasta la aeronáutica. Sin embargo, se vislumbra ahora un shock de oferta, dado que la actividad económica y productiva sufrió más de lo previsto durante el confinamiento de 2020, y este impacto a la productividad se combinó con nuevos requerimientos de seguridad e higiene, con el respectivo incremento en los costos para las empresas que lograron sobrevivir y volver a operar. 

Los países que ya padecían de carencias estructurales en sus sistemas de salud y de servicios públicos, y que por tanto tuvieron mayores dificultades para controlar las tasas de infección, el confinamiento más prolongado afectó las condiciones financieras. Ante la evolución que presenta la pandemia, los mercados financieros deben hacer un análisis más realista de la evolución de las perspectivas económicas fundamentales.

Con una economía global que aún no logra recuperarse, es bastante probable que durante el presente año las condiciones financieras se endurezcan más de lo que supone cualquier proyección disponible. Esta es una condición delicada en momentos en los que el mundo necesitará recursos para financiar no solo la lucha contra lo que resta de la pandemia, sino para empujar la recuperación de la economía.

Aún así, la disponibilidad de vacunas contra el COVID-19 y su distribución han impulsado la confianza entre los inversores, algo que es primordial para la recuperación. Los primeros meses de 2021 estarán fuertemente marcados por los vaivenes entre este optimismo y la incertidumbre que aún persiste.

La previsión para este año es que las campañas de vacunación, las políticas de salud coordinadas y la ayuda financiera gubernamental ayuden a que el Producto Interno Bruto (PIB) global aumente alrededor de un 4.2 % en 2021, después de una caída del 4.2 % este año. 

Un despliegue rápido de las vacunas significaría una recuperación aún mayor, pero si este se retrasa, o se dificulta el manejo de los rebrotes del virus, empeorarían las perspectivas. Un optimismo cauteloso, aunado a acciones rápidas y bien pensadas, son parte de la fórmula necesaria para afrontar el recién iniciado año.

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