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PNUD advierte déficit ecológico por sobreexplotación de recursos naturales
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó el reporte especial titulado “Desarrollo Humano en el Bicentenario, El Salvador 2021”, que reflexiona sobre las trayectorias nacionales de crecimiento, y llama a avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible, inclusivo y resiliente.
Con una mirada hacia el futuro, el reporte afirma que, de todas las crisis que impactan a El Salvador en la actualidad, “el cambio climático es la que tendrá más impactos intergeneracionales en el bienestar de sus ciudadanos en los próximos veinticinco, cincuenta y cien años”.
El reporte hace énfasis en que el cambio climático y los desequilibrios planetarios profundizan las desigualdades sociales y económicas preexistentes. Por ello, es necesario mejorar la capacidad de respuesta frente a la creciente variabilidad climática y el esperado agravamiento de los fenómenos climáticos extremos y evitar o reducir efectos adversos sobre el bienestar y el desarrollo.
Aunque El Salvador ha avanzado en desarrollo humano en las últimas décadas, el ritmo de crecimiento del Índice de Desarrollo Humano (IDH) se ha venido desacelerando. Mientras que en la década de 1990 y 2000 el promedio anual de crecimiento fue de 1.38%, entre 2000 y 2010 fue de 0.832 % y entre 2010-2019, fue de 0.08 %.
Con un IDH de 0.67, El Salvador se ubica entre los países con desarrollo humano medio y cerca del umbral del desarrollo humano alto (0.70). Para cruzar este umbral, en un contexto de múltiples crisis, el país debe avanzar hacia nuevos modelos de desarrollo sostenible que tengan en cuenta las dimensiones económica, social y ambiental.
Asimismo, señala que el país ha sobreexplotado sus recursos naturales y desde hace casi seis décadas se encuentra en condición de déficit ecológico.
“Los modelos de cambio climático pronostican que El Salvador estará sometido crecientemente a olas de calor más frecuentes y períodos de sequías y lluvias de mayor intensidad, así como crecientes niveles del mar”, se advierte.
Según el Reporte, el incremento de desastres asociados a fenómenos naturales ya es palpable en el país. Entre 1990 y 1999, el número de estos desastres aumentaron en un 86%, mientras que entre 2000 y 2010, se incrementaron en 100%, respecto a décadas anteriores. Estos eventos climáticos han representado una pérdida anual promedio del 0.86 % del PIB.
Según el reporte, aproximadamente 7 de cada 10 hogares en el país presentan carencias ambientales, por privaciones en el acceso a servicios básicos, prácticas contaminantes y/o exposición a inclemencias y riesgos ambientales, que los hacen más vulnerables a los efectos del cambio climático y la degradación ambiental.
El reporte señala que el fortalecimiento de la resiliencia al cambio climático se tornará determinante para el país. Asimismo, la recuperación post pandemia representa una oportunidad para activar una ruta que logre conciliar la expansión de las capacidades humanas con la reducción de las presiones planetarias.
La implementación de sistemas de economía circular, las soluciones basadas en la naturaleza, la educación y la innovación para la sostenibilidad, así como el aprovechamiento de los recursos disponibles para el financiamiento climático, son algunas alternativas para iniciar o profundizar un diálogo plural, con participación ciudadana y enfoques amplios de articulación entre los diferentes sectores.