Economía
Moody’s reitera calificación de El Salvador con perspectiva estable
En su última revisión, Moody’s Investors Service ha mantenido las calificaciones de El Salvador, incluida la calificación de emisor a largo plazo en Caa3, con una perspectiva estable. La revisión, llevada a cabo el 1 de febrero de 2024, evaluó la idoneidad de las calificaciones en el contexto de la metodología principal y desarrollos recientes.
La calificación Caa3 refleja el persistente panorama financiero del país, caracterizado por elevadas necesidades de financiamiento, limitado acceso a los mercados internacionales y una capacidad de pago de la deuda ajustada. A pesar de progresos en la reducción del déficit fiscal, la falta de una estrategia fiscal clara y la dependencia de deuda interna onerosa han erosionado la fortaleza fiscal.
Moody’s destaca que la economía salvadoreña, evaluada en «ba2» en términos de fortaleza económica, depende en gran medida de las remesas y las exportaciones de bajo valor agregado a los Estados Unidos. Además, la débil efectividad de la política fiscal y la toma de decisiones centralizada han contribuido a desafíos institucionales y de gobernanza, reflejados en la calificación de «caa3» en estas áreas.
El Índice de Impacto Crediticio ESG de El Salvador es 4, indicando que las calificaciones se ven afectadas por exposiciones a riesgos ambientales, sociales y de gobernanza. Los desafíos de gobernanza han llevado a una falta de transparencia en las finanzas gubernamentales y a políticas erráticas que afectan la confianza del inversor.
La perspectiva estable refleja la reducción del riesgo de eventos crediticios a corto plazo después del intercambio de 2022 y el pago del bono internacional en 2023. Sin embargo, la falta de una estrategia fiscal a medio plazo y la dependencia continua de deuda costosa plantean desafíos persistentes.
Aunque la revisión no anunció un cambio inmediato en las calificaciones, destaca que una mejora en la liquidez a través de una reducción del déficit fiscal o una menor dependencia de deuda a corto plazo podría impulsar una mejora en la calificación. En contraste, un resurgimiento de presiones de liquidez debido a un aumento del déficit o vencimientos de deuda desafiantes podría llevar a una rebaja.