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Los abogados de migración podemos evitar más éxodos masivos en Centroamérica – Edición #85

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Actualmente en Centroamérica, el tránsito de miles de personas hacia los Estados Unidos ha mantenido a las embajadas estadounidenses atendiendo a cientos de usuarios diariamente, con unos porcentajes de entre el 50% – 60% de solicitudes de visas de no inmigrante aprobadas, de acuerdo a los indicadores que muestra el Departamento de Estado de los Estados Unidos para el año 2017.

De todas estas visas aprobadas, muchas precisamente cumplen con su finalidad – el turismo – que reporta ingresos para el país norteamericano sin importar la procedencia de sus visitantes. Otra gran parte buscan esta vía como la “más legal para quedarse ilegal”. Hablo únicamente de visas de no inmigrante pues las visas de inmigrante se otorgan en razón de procesos determinados que inician en la mayoría de los casos, mediante peticiones realizadas por ciudadanos o residentes permanentes.

De todas las personas que no obtienen una visa de no inmigrante, muchas de ellas recurren a la inmigración ilegal hacia los Estados Unidos, lo cual trae al último fenómeno que hemos vivido a finales del año 2018. Extensos grupos, de más de tres mil personas viajando en caravanas a pie, desde Honduras hasta México, en un camino lleno de peligros y complicaciones para llegar a tocar suelo estadounidense. Esta práctica se está emulando en los demás países de la región, tocando tejido sensible en la política exterior de Washington y encendiendo más la flama de la antorcha anti inmigrante que actualmente alza el gobierno republicano de Donald  Trump.

A estas alturas del partido, muchos se preguntan qué habrá sido de esta gente, pues no todos lograron entrar a Estados Unidos, mucho menos llegar a la frontera con México. Algunos se entregaron a las autoridades, y argumentaron ante un Juez de Inmigración, que su intención era huir de un régimen totalitario, de una violencia de pandillas exacerbada y gobiernos incapaces de sostener las garantías constitucionales para la vida digna de sus ciudadanos. Otros, simplemente buscaron escabullirse de la “migra” para poder iniciar su nueva vida como otro indocumentado más.

De acuerdo a la Ley de Inmigración y Naturalización de los Estados Unidos (INA), todo aquel que desea emigrar hacia los Estados Unidos de forma legal debe cumplir tres requisitos de elegibilidad: 1. Gozar de buena salud, no padecer alguna enfermedad contagiosa o tener una condición de salud que ponga en riesgo a los demás, 2. ser una persona con solvencia moral, judicial y policial; 3. No ser una carga para el Estado. La INA Sección 212 enumera una lista casi taxativa de todos los supuestos, pero los resumo en estos tres. Sin embargo, a pesar que estos criterios existen el único medio para la inmigración por parte de estos grupos es la vía humanitaria, el estatus de Refugiado y una acción judicial con sentencia diferida que en muchos casos concede derechos de libre tránsito, trabajo y propiedad en suelo estadounidense.

¿Cuál es entonces el reto para el abogado de inmigración en nuestros países? Debemos educar sobre los riesgos de la inmigración ilegal; asimismo asesorar a nuestros compatriotas acerca de los diferentes programas de visas que establece la ley norteamericana, y procurar ayudar a que estas personas puedan optar al ajuste de estatus y la legalización de su situación si ya se encuentran viviendo como indocumentados en Estados Unidos.

Es claro que no es algo fácil de hacer, pues la práctica privada nos provee de clientes que podemos ayudar y educar, pero también es necesario hacer conciencia a través de los medios a nuestro alcance. No podemos esperar que nuestros gobiernos cambien, ni que nuestros países mejoren sin hacer un esfuerzo conjunto dentro de nuestra esfera de influencia.

Adoptar la política de tomar casos “ad-honorem” en las firmas debe ser parte del compromiso que tenemos como transformadores de la sociedad. Es parte de un programa de responsabilidad social empresarial que más temprano que tarde empezará a dar frutos y permitirá, junto con otras transformaciones sociales que espero ocurran en los años venideros, que nuestros compatriotas dejen de sacrificar sus vidas y su integridad tratando de dejar sus raíces. Esta es sin duda alguna la principal labor del abogado que trabaja en la rama de migración.

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