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La regulación en el Mercado de Valores salvadoreño

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Patricia Pacheco | Gerente Legal y de Emisiones en la Bolsa de Valores de El Salvador

El Mercado de Valores en El Salvador nació antes que existiera una ley que regulará la materia, a sus participantes y las operaciones bursátiles que se realizaban en nuestro país; bajo ese contexto primero se creó una Bolsa de Valores (1992) que dictó la autorregulación para iniciar operaciones con valores; luego se promulgo la Ley del Mercado de Valores (1994), como el marco legal general para los distintos participantes y las operaciones que realizaban y por último se desarrolló el mecanismo de supervisión del sistema bursátil, a través de la creación de una Superintendencia de Valores (1996).

Es importante conocer dicho antecedente, pues justamente los mercados de valores alrededor del mundo tienen distintos mecanismos para establecer las reglas de actuación y operatividad de los actores del mercado, siendo el más utilizado el de la autorregulación, el cual dispone que son los mismos participantes quienes regulan su actividad, ya que la dinámica del mercado requiere que sean ellos quienes establezcan las reglas necesarias para efectuar sus operaciones, no obstante, nuestro país, al igual que la mayoría de países en Latinoamérica, optó por un forma combinada de regulación y autorregulación, que constituye un entorno sujeto a reglas generales dictadas por distintas leyes, reglamentos y normativas; y que es desarrollado específicamente a través de regulación emitida directamente por la Bolsa de valores, que resulta en un marco amplio de condiciones de operatividad del mercado y requisitos para participar en el mismo.

En estos casi 30 años de existencia del mercado de valores en nuestro país, se han venido promulgando nuevas leyes, como la Ley de Titularización de Activos (2008) y la Ley de Fondos de Inversión (2014) así como distintas reformas a la Ley del Mercado de Valores, además de la normativa emitida por el ente regulador del mercado, con lo cual se ha buscado impulsar el dinamismo en las operaciones del mercado valores, nuevos participantes y productos, y el interés de profundizar en el acceso a todos los posibles inversionistas, pero a la vez expandirnos y proyectar el mercado incluso fuera de nuestras fronteras.

Esta visión ha fomentado la investigación de nuevas formas de negociación y la búsqueda de productos que se adapten a las necesidades de todos los participantes, pero que también estén al nivel de los mercados internacionales, pues es necesario mantener una oferta de valor a nivel local que cumpla con las expectativas y necesidades de los participantes.

Desde esa perspectiva, es que en la actualidad es imperante dar el siguiente paso en la regulación del mercado bursátil, que permita desarrollar todo su potencial, dando cabida a una amplia gama de opciones tanto en instrumentos financieros como en tipos de operaciones, para cubrir todas las necesidades de inversión y financiamiento de una economía globalizada.

Es así como no se debe restringir desde el marco legal, las distintas modalidades que puedan implementarse en los mercados de valores, pues el objeto de la regulación debe enfocarse en el desarrollo ordenado y transparente de los mercados, que resulta en la protección al inversionista, pero no debe limitar el dinamismo intrínseco de los mercados bursátiles y el acceso a estos a través de todos los medios que se pongan a disposición de quienes deseen participar, ya que esos intereses parten del

enfoque objetivo de cubrir las necesidades de sus participantes, quienes buscan en la diversificación del financiamiento y la inversión el mejor desempeño financiero de su dinero, pero también para el desarrollo económico del país, pues está comprobado que los mercados de valores impulsan el crecimiento económico al fomentar el movimiento de capitales.

Todas estas perspectivas en el derecho bursátil salvadoreño, deben ir acompañadas del fomento en la educación y conocimiento de los mercados de valores a todos los niveles. En los centros de educación superior que imparten el derecho bursátil desde hace algunos años, es imprescindible que la temática se aborde desde una perspectiva dinámica, ya que nuestro amplio marco legal debe estar adecuándose permanentemente a los cambios globales.

Ampliar el conocimiento en temas de derecho bursátil es indispensable, pero más importante aún es que se fomente una verdadera cultura bursátil en los salvadoreños, esto implicaría que estos temas sean abordados desde que inicia la educación básica. Esta labor, se vuelve responsabilidad de todos, de los centros educativos, los participantes del mercado de valores y los mismos hogares, con el fin de poder entregar a las generaciones futuras las bases para un manejo adecuado del dinero y sacar el mejor beneficio, tomando decisiones informadas. Recordemos que el pilar fundamental de los mercados de valores es la información, y esta debe ser precisa, completa y oportuna.

Estos componentes forman parte del esquema de protección al inversionista, que es uno de los objetivos de regular a los mercados de valores organizados, buscando promover su eficiencia, y generando confianza. Y esto solo se consigue estableciendo reglas claras, fomentando la trasparencia y generando mecanismos ordenados, sin limitar la evolución de los productos y servicios, y es así como el derecho bursátil debe impregnarse de esa dinámica que lleve a nuestro mercado de valores al próximo nivel.

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