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La gobernanza digital y su contribución para el fortalecimiento de la democracia en El Salvador
Por: Walter Alonso Iraheta, investigador social del Observatorio de Políticas Públicas de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Francisco Gavidia.
Ante el reciente lanzamiento y posicionamiento de la Agenda Digital Nacional por parte de la Secretaría de Innovación de la Presidencia, vale la pena rescatar una serie de elementos que se deben reflexionar de cara a su implementación en el país. Ante el particular escenario político y democrático de El Salvador, se nos presenta una gran oportunidad de desarrollar y consolidar la gobernanza digital que nos permita transitar hacia una sociedad de la información y del conocimiento.
Acorde con lo que señalan las experiencias internacionales, la gobernanza digital en el país debe cumplir con una serie de rasgos relevantes y potencialidades que vale la pena resaltar: fomenta la transparencia del sector público, acelera trámites ciudadanos, mejora los servicios que entrega el gobierno y se puede convertir en una herramienta efectiva en la lucha contra la corrupción.
Tras 28 años desde la firma de los Acuerdos de Paz, uno de los grandes retos que enfrenta la democracia salvadoreña es la ingobernabilidad. Esta se manifiesta en la desproporción entre las demandas provenientes de la sociedad civil y la capacidad del sistema político de responder con soluciones concretas. De igual forma, uno de los retos centrales consiste en cómo brindarle a la población las condiciones para que sean quienes, mediante su participación, controlen el ejercicio del poder político.
Ante esta realidad, la gobernanza digital ofrece grandes bondades al permitir la integración de las TIC en la administración pública y su principal propósito debe consistir en fomentar la transparencia, la eficiencia y la participación ciudadana. Por lo tanto, es un paradigma de gestión pública que puede favorecer la interacción entre los dos elementos constitutivos del Estado: Gobierno y sociedad. De modo que la gobernanza digital enfatiza la comunicación fluida en dos sentidos: desde el gobierno a la ciudadanía y viceversa. Así, permite mejorar la administración y la entrega de los servicios a la ciudadanía, lo cual satisface el propósito fundamental de la gobernanza.
Por ello, es necesario que la administración de los servicios se centre en la ciudadanía, para lo cual la infraestructura digital que el Estado diseñe debe permitir romper las barreras técnicas e institucionales que los ciudadanos enfrentan.
Para el desarrollo de la gobernanza digital es fundamental el papel de la institucionalidad pública para que rija y se encargue de ordenar todo el quehacer en cuanto a lo digital, tecnológico y administrativo. Se requiere de una institucionalidad sólida que funcione como rectora en la planificación nacional en materia de TIC y con capacidad de fomentar el espíritu colaborativo con el resto de instituciones del Estado.
Para que la gobernanza digital cumpla sus propósitos se requiere del surgimiento y consolidación de una ciudadanía digital. La ciudadanía digital es aquella que utiliza las TIC para participar activamente en la sociedad, en su transformación y desarrollo, en la política y en el gobierno. Esta ciudadanía, por sus características, cuenta con el gran potencial de ejercer un control más efectivo sobre el poder político.
Para que surja la ciudadanía digital se deben desarrollar procesos educativos destinados a ese fin. Es necesaria una educación y alfabetización digital en tecnología para servidores públicos y el diseño de una currícula que desde los primeros años de escolaridad prepare a los estudiantes para una sociedad digital. Por lo tanto, uno de los grandes retos consiste en combatir las brechas digitales ciudadanas mediante una currícula en tecnología.
Otra condición imprescindible para la consolidación de la ciudadanía digital es la cobertura total de internet. El internet posibilita la construcción social de conocimiento y la participación de la ciudadanía orientada al cambio social.
Así, los compromisos que debe asumir el gobierno consisten en formar ciudadanos digitales, que no solo sepan utilizar tecnologías, sino que también deben ser conscientes de sus responsabilidades y derechos en un mundo digital; en modernizar el Estado a través de la desmaterialización de documentos, la firma electrónica y el acercamiento de la información a la población, y, por último, el fomento de la identidad digital.
Sin duda, la apuesta es grande y falta mucho camino por recorrer, pero representa una gran oportunidad que no se debe desaprovechar para fortalecer la gobernabilidad y la democracia salvadoreña. Solo de esta forma la gobernanza digital permitirá responder a las expectativas sociales de desarrollo basado en la información y el conocimiento.