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La globalización de los servicios legales: El mundo de la contratación digital
Escrito por: Andrea Nicole Schmid Valenzuela | Law Clerk en García&Bodán
El constante desarrollo de las nuevas tecnologías implica mucho más que un simple cambio, significa una metamorfosis de la vida cotidiana, transformando el ejercicio de todas las profesiones, no siendo los servicios legales la excepción, estos se encuentran cambiando a pasos agigantados y no hay otra opción, para nosotros los juristas, que acoplarnos a la mutabilidad de esta nueva era. La comercialización y producción de los servicios legales está cambiando completamente, la tecnología y la globalización están erosionando las formas artesanales de la práctica del derecho, haciéndonos a los abogados (y futuros abogados) esquivar aquellos que podrían parecer desafíos vertiginosos y sin duda alguna representan nuevas formas de desempeñar el ejercicio de la profesión legal.
Históricamente, los servicios jurídicos han sido contrarios a cualquier corriente relacionada con la ingeniería o la administración, naturalmente, hasta hace algunos años un despacho de abogados no consideraba menester la incorporación de servicios profesionales en cuanto a gestión de procesos, o bien, de tecnología, sin embargo, estos han evolucionado de la mano con el resto del mundo haciendo que cada vez estas tres ramas se entrelacen más entre sí, ya que la globalización paulatinamente los ha arrastrado consigo.
Este fenómeno es descrito magistralmente por el periodista y escritor estadounidense Thomas Friedman en su libro La Tierra es Plana, donde expone el mundo tecnológicamente desarrollado y avanzado del siglo XXI como un ecosistema, donde todo está estrechamente relacionado. Podemos ver reflejada esta situación con el surgimiento del llamado Legaltech que está convirtiendo en una obligación la implementación de sistemas y herramientas de otras áreas al ejercicio de la profesión legal, y por otro lado, con el nacimiento de las redes sociales que hizo que los profesionales del área legal se acoplaran al uso de ellas, es probable que hoy en día todo mercadólogo aseguraría que la aparición en medios de una firma de abogados es vital para su desarrollo o exposure, por lo que difícilmente encontraremos un despacho que no tenga presencia en plataformas como LinkedIn, Facebook, Twitter, Instagram o Youtube.
Nos preguntamos entonces, ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta el abogado tradicional de hoy en día? Pues es precisamente la ingente cantidad de datos que producimos (información), de acuerdo con el informe Data never Sleeps, elaborado por el sistema operativo basado en la nube Domo, cada día se crean en Internet más de 2,5 billones de bytes de datos.
Uno de los pilares para entender el acelerado crecimiento de la tecnología es la Ley de Moore, una de las predicciones tecnológicas más longevas y precisas, creada por el co-fundador de la empresa Intel, Gordon Moore en el año 1975 en la cual se estableció que los componentes de los circuitos integrados se doblaban cada dos años (de la mano con la capacidad de almacenamiento de los datos, velocidad, discos duros, etc.), debido al actual nivel de desarrollo tecnológico, los expertos dicen que esta estará vigente hasta el año 2023.
Esto nos lleva a colegir que como juristas es imperativo mantenernos a la vanguardia y crear una alianza estratégica con las nuevas tecnologías, que conlleven a que el abogado que las utilice logre una mejor y más eficaz resolución de disputas, como lo son herramientas como el machine learning y el blockchain, que en un futuro podrían llevarnos a realizar tareas como redactar y firmar un acuerdo de mediación, o inclusive, un proceso de arbitraje completamente mediante el blockchain.
Esto, podría parecer hasta cierto punto surrealista, sin embargo, ya está sucediendo, prueba de ello es el tema del Crypto Arte, refiriéndome particularmente, a los Tokens No Fungibles (o NFTs por
sus siglas en inglés), un tema que ha estado en auge a lo largo de estos últimos meses. Pero ¿qué es un NFT? En palabras sencillas, no es nada más que un activo único digital certificado a través de la cadena blockchain. Enrique Sotomayor, CEO de Kolokium Blockchain Technologies, al respecto expone que «un NFT es un ítem digital único e indivisible, que no se consume al usarlo y no puede ser sustituido por otro, cuya venta se realiza a través de plataformas que sirven de interfaz para poder visualizar el contenido, no obstante, para poder intercambiar estos activos se debe disponer de una wallet. Es decir, un lugar donde guardar las claves que te dan acceso al NFT que está guardado en un blockchain.»
Ahora bien, más allá de lo cuestionable de este tipo de arte futurístico, los NFTs al ser tokens digitales, abren la posibilidad a ser propiedad de alguien. Siendo así que, pueden ser comprados y vendidos en el mercado, como lo son el resto de criptomonedas en las que encuentran su piedra angular. Por tanto, hay que recalcar la aplicabilidad de los contratos digitales en esta materia, pues con estos resulta posible programar mediante un código lo que los abogados programan en lenguaje legal, haciendo posible que los términos de la venta de dichas obras estén codificados como contratos digitales, de tal manera que la compraventa del token hace constar la transferencia de la posesión del archivo digital.
En un momento en el que muchas de nuestras actividades como abogados se están convirtiendo en software, es de vital importancia la capacitación en habilidades relacionadas a las nuevas tecnologías, pues es el instante de darnos cuenta de que si nos adaptamos a esta nueva revolución tecnológica, se vislumbran oportunidades muy grandes para el caso del área legal y de compliance. Únicamente depende de nosotros convertirnos en los abogados del futuro, pues tal y como lo menciona María Carolina Abdelnabe Vila, jurista experta en la Protección de Datos Personales y Defensa de la Competencia en muchos de sus artículos, la transformación digital ya no es opcional para el Derecho.