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La Constancia: Impactando vidas en su operación

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En un mundo en constante cambio, La Constancia emerge como un faro de progreso y compromiso en El Salvador. Desde sus raíces en 1906 hasta la actualidad, tiene un compromiso con la producción de bebidas de calidad y, aún más importante, con el impulso de un desarrollo sostenible que trascienda las fronteras de sus instalaciones.

La Constancia no es solo una entidad comercial; es un testamento de resiliencia y progreso. Con un legado que se remonta a más de un siglo, esta empresa ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a los desafíos cambiantes y emergiendo como un actor clave en el desarrollo económico y social de El Salvador.

La Constancia tiene un propósito claro: impactar positivamente en las comunidades donde opera. Su legado centenario se traduce en un compromiso inquebrantable con el bienestar de sus colaboradores, clientes, proveedores y la sociedad en general. Su visión de «Soñar en grande para crear un mundo con más motivos para brindar» refleja su dedicación a generar oportunidades y mejorar las condiciones de vida de todos los salvadoreños.

“Trabajamos a diario para impactar positivamente en las condiciones de vida de las comunidades en donde operamos, brindar herramientas de crecimiento a nuestros clientes y proveedores en la cadena de valor y poder mejorar también, nuestro impacto en la economía del país”, comentó Carol Colorado, directora legal y asuntos corporativos de La Constancia.

En un mundo donde la sostenibilidad se ha vuelto un imperativo, La Constancia no solo sigue la tendencia; la lidera. La sostenibilidad no es solo una estrategia de negocio para la empresa; es el núcleo mismo de su existencia. Guiada por cuatro pilares fundamentales: economía circular, cuidado del agua, energía renovable y agricultura sostenible, La Constancia ha trascendido las fronteras convencionales del desarrollo empresarial.

La economía circular, como eje central, refleja el compromiso de la empresa con un modelo que minimiza los desperdicios y maximice la reutilización de recursos. La constante innovación y la inversión en tecnologías sostenibles demuestran que, para La Constancia, la sostenibilidad no es una mera etiqueta; es una filosofía de vida que se integra en cada aspecto de su operación.

El compromiso de La Constancia no se limita a las paredes de sus fábricas; se extiende a la tierra que llama hogar. ISKALI, un programa ambicioso de restauración del volcán de San Salvador no solo busca preservar la biodiversidad y capturar carbono, sino que también se erige como un símbolo del compromiso de la empresa con la protección del entorno natural.

Además, el programa «Hagámosla Circular» es un llamado a la acción para la comunidad. No se trata solo de reciclar plástico, sino de educar y movilizar a la sociedad salvadoreña hacia prácticas más sostenibles. La implicación directa de los ciudadanos a través de depósitos de reciclaje y programas de concientización refleja la creencia de La Constancia en la responsabilidad compartida.

Carol Colorado nos explica que cuando una empresa deja de pensar en la sostenibilidad como un gasto y se vuelve parte del modelo de negocio, el reconocimiento viene de forma automática. “No se hacen programas con el objetivo de destacar en un tema, sino con el compromiso genuino de crear impacto positivo y generar valor”.

La Constancia apuesta por un clima laboral donde cada individuo se siente valorado, inspirado y motivado a contribuir al éxito colectivo. La pasión por las marcas que caracteriza a los colaboradores no es simplemente un eslogan; es una fuerza impulsora que se traduce en acciones y resultados tangibles.

Mirando hacia el futuro, La Constancia se compromete a continuar liderando el camino hacia un El Salvador más sostenible y próspero. A través de programas de desarrollo comunitario, promoción del emprendimiento y cuidado del medio ambiente, la empresa aspira a dejar un legado de progreso y bienestar para las generaciones venideras.

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