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El impacto de la crisis de COVID-19 en las MIPYMES
Mientras no se encuentre una vacuna y tratamientos efectivos para tratar la enfermedad continuaremos con esta amenaza hasta finales de 2021. No se puede seguir dilatando el reinicio de actividades productivas. Lo que se necesita es mantener una campaña de divulgación permanente de las medidas preventivas
Óscar Manuel Batres, consultor y asesor empresarial.
La micro y pequeña empresa (MIPYMES), representan el sector de actividad económica que se desarrolla a nivel nacional a través de 317,795 establecimientos que dan empleo a 854,000 personas que representan el 31% de la población económicamente activa del país (Plan Estratégico. 2020-2024. Conamype).
Las actividades que realizan las Mipymes abarcan una gran diversidad de ocupaciones que nos permite dimensionar las oportunidades de desarrollo que tienen los micros y pequeños empresarios, y el potencial que tienen para contribuir a impulsar el desarrollo económico de los países.
De hecho, en la historia del desenvolvimiento de todas las economías del mundo, todos los grandes emprendimientos e innovaciones se iniciaron con iniciativas realizadas por emprendedores que se iniciaron como micro y pequeñas empresas. Entre las actividades que realizan estos empresarios encontramos costureras, artesanos, carpinteros, mecánicos, profesionales independientes, comedores, comerciantes, sorbeteros, cosmetólogas, artistas, agricultores, panaderos, transportistas, taxistas, contadores, diseñadores, programadores, por mencionar algunas actividades con el propósito de conocer e identificar mejor quienes son los micro y pequeños empresarios y cómo les está afectando la suspensión de actividades por la emergencia.
Por su propia naturaleza, cobertura y diversificación de operaciones, las actividades que realizan los micro y pequeños empresarios son esenciales y determinantes para mantener en funcionamiento las cadenas de abastecimiento de productos de la canasta básica, en todos los mercados y establecimientos del país y ofrecer los productos en mejores condiciones de precio, volumen y calidad que los que pueden adquirirse en grandes establecimientos, lo cual también permite asegurar una estabilidad de los precios en el mercado.
Cerca del 95% (Hacia una Mipyme más competitiva. 2016. Fusades), de las microempresas son en realidad actividades de subsistencia y por eso es un sector altamente vulnerable a los cambios en el entorno que determina las condiciones del desarrollo y crecimiento económico. Además, la mayor proporción de micro y pequeños empresarios realiza sus actividades de manera informal, lo que impide identificarlos con facilidad y prontitud para comunicarles e informarles sobre los programas de ayuda y estímulo para realizar sus actividades y brindarles asistencia para resolver sus problemas y dificultades.
Todos los sectores han sido duramente afectados por las medidas tomadas por el Gobierno para prevenir un contagio masivo y descontrolado del COVID-19, pero los efectos que esas medidas tendrán en los micro y pequeños empresarios provocarán un serio deterioro en sus condiciones de vida y provocarán un incremento en los niveles de pobreza y precariedad en los hogares de casi 1 millón de personas que dependen del empleo en ese sector. Ningún programa temporal de ayuda es suficiente ni sostenible para evitar un deterioro mayor en las condiciones de vida de las familias del micro y pequeño empresario. En 2017 el Informe de Coyuntura Social de FUSADES advertía que el país se había estancado en la reducción de los niveles de pobreza y teníamos en 2016 el mismo nivel de pobreza de 2006 (38 de cada 100 habitantes) (Informe de coyuntura social. Fusades. 2017).
La suspensión del transporte colectivo ha sido de las medidas que más impacto ha tenido sobre las operaciones de las Mipymes, por sus efectos para que el consumidor tenga acceso a los mercados donde pueda abastecerse de los productos que necesita para su hogar o negocio. El 70% de la población es usuaria del servicio de transporte colectivo de pasajeros, lo que hace que sea la medida que más impacto está teniendo en la economía del país (2020. EDH).
El Gobierno ha respondido a los reclamos diciendo que las empresas son las responsables de brindar el servicio de transporte a sus empleados, pero eso no es suficiente para paliar el efecto que esa medida tiene en toda la actividad económica.
Con amplia difusión que ha tenido los efectos del COVID-19 en la salud de la población, se ha adquirido suficiente conciencia sobre la gravedad de la enfermedad y la importancia de las medidas preventivas. Mientras no se encuentre una vacuna y tratamientos efectivos para tratar la enfermedad continuaremos con esta amenaza hasta finales de 2021.
No se puede seguir dilatando el reinicio de actividades productivas. Lo que se necesita es mantener una campaña de divulgación permanente de las medidas preventivas que la población debe observar siempre en los hogares, establecimientos comerciales, mercados y lugares de trabajo, así como permitir la atención de pacientes en toda la red de clínicas y hospitales públicos y privados.
No hay razón para centralizar y monopolizar el tratamiento de una enfermedad que afecta a todos los estratos económicos y sociales de la población. Descentralizar la atención, además de dar respuestas más rápidas y efectivas a la enfermedad, serviría para paliar los efectos que está teniendo en el gasto y las finanzas públicas.