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Entrevista a Jorge Daboud (Ex Presidente ANEP 2011-2016)

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En conmemoración de sus 54 años, la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) le invita a conocer su historia bajo la experiencia de sus Ex Presidentes .

Por ANEP

P- ¿Hace cuatro años usted presidió la ANEP, cómo valora su experiencia al frente de una entidad que representanta a la mayoría de empresas del sector privado del país?

ANEP fue una escuela, yo diría mucho más valiosa y más completa inclusive que una carrera profesional; no solo porque es una oportunidad de aprender de todos los sectores productivos, sino también porque es una oportunidad de experimentar, de primera mano, la realidad del país y de gestionar acciones que puedan ayudar a cambiar positivamente el entorno en el que vivimos. Para mí fue, sin duda, una experiencia muy valiosa y gratificante.

P- ¿Qué episodios importantes vivió  o aportes que usted considera que hizo desde esa silla?, porque recuerdo que usted estuvo al frente de la ANEP en momentos en que el FMLN llegó al Ejecutivo con Mauricio Funes.

Yo era presidente de la Cámara de Comercio e Industria durante los primeros dos años de la presidencia de Funes, y luego presidí ANEP hasta el final de su quinquenio. Presidí ANEP durante dos años del gobierno del expresidente  Sánchez  Cerén.  Fueron cinco años extremadamente dificiles con Funes, cuyo gobierno atentaba no solo contra la estabilidad jurídica y la democracia del país, sino también contra los sectores productivos y el empleo. La dinámica cambió con el presidente Sánchez Cerén, aunque los riesgos continuaban siendo similares.

P- Recuerdo que hubo un intercambio bastante fuerte entre usted y el presidente Funes.

Efectivamente fueron momentos dificiles.  Pero era importante defender con valentía la institucionalidad democrática que corriía tantos riesgos en esos momentos, así como los sectores productivos y el empleo de la gente.  Ignorarlo, hubiera sido una omisión inaceptable que hubiera ocasionado crisis más profundas y problemas más serios a los que nos tocó vivir.  El tiempo es siempre un “juez imparcial” que termina indicándonos la razón y lo correcto.  Estoy seguro que a estas alturas, queda mucho más claro que era indispensable defender los principios de una sociedad libre.

P- De ese intercambio fuerte que hubo, qué sacó de positivo, porque para algunos podrá significar algo estéril, una pérdida de tiempo.

Creo sinceramente, que en los momentos más dificiles de la vida, de las sociedades, es cuando más aprendemos y cuando mejor nos preparamos para ser mejores a futuro.  La dicotomía que existía entre los principios y los intereses, los sectores y el país entero, la corrupción y la transparencia, fueron todos ejercicios que nos permitieron entender que trabajando unidos con un norte claro permite lograr mucho.  Esos intercambios fueron abono para revivir el ADN patriótico que tanto caracteriza al empresario salvadoreño y que através del tiempo nos ha permitido sobreponer muchos obstáculos.

P- Aunque en ese momento no se entienda o no se alcance a ver eso.

Aunque en el momento se vea oscuro e inconveniente, las cosas caen por su propio peso y el tiempo termina dando la razón.

P- Es que cuando uno como espectador o ciudadano común ve esos intercambios dice: esto no abona nada al país.

Yo escuchaba mucho eso durante mi presidencia, y permítame explicarle cómo lo veo yo:  la gente dice muchas veces: “esas diferencias gobierno-ANEP no abonan en nada a salir adelante, y ese pleito no le sirve al país”. Ok, pensemos por un minuto que pasaría, si ante los abusos del Estado, la corrupción galopante y los atentados a la democracia bajamos la cabeza, lo ignoramos para no pelear y aceptamos los despilfarros, los abusos y las políticas públicas ineficientes.  ¿Adónde terminaría este país? ¿Ganaría la gente con menos discusión, pero al mismo tiempo menos libertad, menos oportunidad y menos futuro ?  La respuesta sin duda es no.

Un ejemplo claro de esto fue cuando hicimos la campaña “El robo del siglo”, con la que detuvimos las intenciones del gobierno de Sánchez Cerén, de tomarse las pensiones de todos los trabajadores.  Esto fue sin duda un gran encontronazo con el gobierno. Pero, ¿Qué hubiera pasado si lo hubieramos ignorado? ¿ Donde estarían ahora los más de $9,000 millones de las pensiones de la gente?. ¿Qué hubiera significado para el país? En ese momento la gente a lo mejor no lo veía ni se identificaba con el tema, pero cuando usted se evalúa con mente fría las implicaciones de no hacer nada, ante gobiernos abusivos, queda claro que esa defensa es indispensable.

P- Al final de la presidencia de Mauricio Funes, qué de beneficioso saca usted como presidente de la Cámara y como presidente de ANEP, de lo que pueda decir que el tiempo le dió la razón.

En el caso del expresidente Funes se dieron muchos atentados a la institucionalidad democrática del país, las violaciones constitucionales, el irrespeto a las leyes.  Interpusimos decenas de demandas de inconstitucionalidad al actuar del presidente Funes y gracias a Dios las ganamos todas.

¿Qué quiere decir esto?, Bueno, que cada una de esas demandas evitaba una clara violación a los principios básicos democráticos con los que vivimos los salvadoreños. Y esas batallas son las que al final llegan a tener una gran repercusión al pais.

P- ¿Se puede decir que en su gestión se defendió bastante el sistema democrático?

Sí, y eso  comenzó con el esfuerzo de creación de Aliados por la Democracia. Era un importante movimiento de unión de toda las sociedad civil que desarrollamos en un ENADE.  Este ejercicio permitió que estuviesen en sintonía los sectores productivos, los sindicatos, los tanques de pensamiento, las universidades, y muchos grupos organizados de la sociedad civil para estar mejor preparados para la defensa de la institucionalidad del país.

P- ¿Usted cree que ese debe ser una de las banderas de ANEP, uno de sus principios?

Es que esa es la columna vertebral de ANEP, y yo no creo que ANEP debe llamarse “la gremial más importante del país”.  ANEP es una cúpula de gremiales (que no es lo mismo) y tiene un rol político en el quehacer del país. Las gremiales tienen principalmente un rol económico sectorial: la Cámara de Comercio en el comercio; CAMAGRO en lo agrícola, ABANSA en los bancos, CASALCO en la construcción, cada gremial tiene su metro cuadrado que defender y promover.  ANEP por su lado, se tiene que preocupar de los temas que son transversales a todos los sectores: la seguridad jurídica, la institucionalidad democrática, la seguridad personal, y esos temas siempre se atraviesan por la calle política, no hay otra forma.

Por eso, yo siempre decía: nosotros no somos una gremial, nosotros somos una cúpula o federación, somos la unión de todas las gremiales y nuestro fin es transversal a todos.

P- Es un rol esencialmente político me dice usted.

Ese esencialmente político, sin duda alguna.

Los aportes que da ANEP al país

P- Yo no recuerdo el protagonismo de muchas gestiones de ANEP  en el pasado, pero, ¿ese ha sido su rol siempre, batallar en ese escenario político?

A través del tiempo, hemos tenido distintos tipos de gobiernos, visiones diversas, y emparejadas con distintas visiones presidenciales en ANEP también.  Es difícil tratar de etiquetar un período o un momento específico, cada quien afrontó una realidad y unos retos particulares.  Lo que es importante reconocer, es que a través de estos 54 años, cada presidencia de ANEP logró  mantenerse fiel a los principios e ideales institucionales.

En mi caso en particular, viví un momento en el que los partidos de oposición estaban sufriendo problemas internos, que no les permitían realizar su rol de oposición correctamente, mientras los atentados gubernamentales estaban a la orden del día.  El país estaba en un grave riesgo de perder su institucionalidad democrática y su estructura productiva, así que era necesario defenderlo, como empresarios, como sociedad civil, como salvadoreños.

Muchos dijeron: ‘es que ustedes ya parecen partido político’, pero el hecho de que los partidos no asumieran su rol no quiere decir que nosotros no debíamos asumir el nuestro. Nosotros asumimos lo que nos correspondía hacer por el país, y el tiempo nos ha dado la razón.

P-Ustedes asumieron una fuerte presencia en el ámbito político, un fuerte activismo en la defensa de la que consideraban lo correcto.

Así fue.

P- Usted dice que a cada presidente de ANEP le corresponde vivir una realidad. Cómo fue la experiencia que vivió en los gobiernos de Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén y cuáles fueron las diferencias entre uno y otro.

El gobierno del presidente Funes fue hostil contra el sector productivo, contra los empresarios, contra el empleo. El gobierno de Sánchez Cerén, por su estilo, no fue tan hostil, aunque ambos gobiernos generaban dudas por su visión ideológica que estaba empapada de malas experiencia alrededor de Latinoamérica.

P- Y hoy, ya fuera de ese puesto tan político como usted lo define, ¿cómo ve el escenario, las relaciones entre gobierno y el sector privado representado en ANEP?

Yo creo que lo que tenemos ahorita es un gobierno que no acepta ni tolera que se le corrijan los errores que obviamente cometen. El gobierno del FMLN era un gobierno muy ideológico, con una agenda impregnada de socialismo del Siglo XXI, y que estaba claramente identificado por la gente y predecible en su actuar.

El gobierno actual, está centrado en la figura del presidente, en donde no hay mucho de ideologías, sino más bien de intereses.   Esto, lo convierte en un riesgo grande, porque la gente tiende a asumir que él (presidente) es diferente (por no mostrar principios ideológicos muy definidos) pero en realidad es lo mismo que ha sucedido en países como Venezuela, en donde la figura mesiánica e individualista de Chávez, terminó instaurando una dictadura que lleva más de 20 años, y de la que aún no se han podido librar.

P- ¿Nuestra democracia sigue estando en riesgo?

Peor que antes, porque antes estábamos claros, la sociedad estaba clara de lo que enfrentaba y hoy todavía hay gente que no está clara de lo que enfrentamos. El riesgo lo veo igual o peor de lo que tuvimos al principio del gobierno del FMLN, porque a la gente le toma mucho tiempo darse cuenta de cómo son las cosas.

Desgraciadamente, la gente compra “espejitos” fácilmente y no se da cuenta de que eso al final es un grave riesgo, muchas veces sin retorno.

P- ANEP está por cumplir 54 años de existencia, ¿Qué futuro le ve con todos estos escenarios políticos tan convulsos que vivimos cada día?

Yo creo que cuando las tormentas azotan más fuerte, es cuando es más importante volver a los cimientos de la institución, a los principios que nos dan la fortaleza necesaria para mantenernos en pie y salir adelante con ideas, propuestas y soluciones. Creo que esos son los pilares que van a ayudar a que pasemos esta tormenta y salgamos adelante. No solo como ANEP, sino como país, porque al final el objetivo que se persigue es un país productivo, un país que progrese, un país que genere empleo y prosperidad a su gente.

P- ¿Qué otros legados deja usted luego de haber estado al frente de ANEP?

En los cinco años que presidí ANEP, considero que los legados más importante se obtenían de los ENADE que realicé: “Compromiso con la democracia”, en la que creamos el movimiento Aliados por la Democracia, que fue clave para la defensa democrática del país; el programa “Mejorando empresas y transformando vidas”, donde hicimos un recuento de toda la valiosa responsabilidad social empresarial, y los compromisos de las empresas con el desarrollo del país. “El Salvador competitivo”, donde hicimos una propuesta de modificación de más de 32 leyes y de proponer alrededor de 18 nuevas leyes que permitieran incrementar el nivel de competitividad del país ante los grandes retos que afrontábamos. Luego, en el tema de “Seguridad Ciudadana” donde trajimos a Rudolph Giulliani (exalcalde de Nueva York) y su equipo,  y se realizó un gran trabajo de evaluación de la situación del país, y un valioso recuento de propuestas de solución que, siguen teniendo mucha vigencia en nuestros días.

 

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