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Entrevista con Herman Duarte sobre su libro ¿Es justificable discriminar? – Edición #84

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Entrevistamos a Herman Duarte, fundador de HDuarte Legal y Fundación Igualitos, quien recientemente publicó su libro: ¿Es justificable discriminar? Una Discusión Cultural sobre Estado de Derecho, Libertades y Sexualidad.

¿Por qué escribir un libro sobre discriminación? Y ¿por qué hacerlo ahora?

La Civilización del Espectáculo (Vargas Llosa, 2007 & 2012) nos ha inundado a todos de tanta información que ya no tenemos espacio para encontrar y diferenciar el oro del cobre, la verdad de la mentira, la información de la desinformación, por estar fundidas en el mar de irrelevancia que nos advirtió Huxley (1932 & 1958). Este factor es el cómplice necesario para desnaturalizar los conceptos de discriminación, así como el debido y correcto dimensionamiento de la libertad de expresión y la libertad religiosa, desatando los conflictos modernos entre diferentes sectores de las sociedades modernas. En este contexto, mi libro “¿Es Justificable Discriminar? Una Discusión Cultural Sobre Estado de Derecho, Libertades y Sexualidad” (Aranzandi/Thomson Reuters) brinda respuestas objetivas fundadadas sobre estos conceptos para el buen funcionamiento de una democracia.

El momento de publicarlo es ideal debido a la crisis que afecta las democracias liberales en todo Europa y América Latina, tras el surgimiento de líderes mesiánicos que instrumentalizan a poblaciones (migrantes, minorías sexuales, mujeres, religiones) para subir en el escenario político.

¿Cuáles son los aportes de este libro a la cultura salvadoreña?

Es un mensaje de empoderamiento: aporten sus conocimientos al mundo. El Salvador tiene mucho que dar, no podemos olvidar que en nuestros laureles está el Dr. Gustavo Guerrero, quien nos recuerda que podemos llegar a las cúspides mundiales. El libro trae una sistematización de temas tan importantes y relevantes para el buen funcionamiento de una demoracia, como entender cuando la discriminación es injustificada, qué es realmente la orientación sexual (la cual no tiene relación alguna con la zoofilia, ni pedofilia ni otros actos criminales) o el alcance de la libertad de expresión y la libertad religiosa.

En este sentido, el libro aporta elementos objetivos para deshacer prejuicios y crear puentes para lograr la inclusión de todas las personas por medio de una sana reflexión.
¿Qué puntos se exponen el libro?

A lo largo de sus 13 capítulos y 327 páginas, comienza definiendo qué es el Estado de Derecho por medio del contraste de lo que fue el Estado Nazi. Seguido de ello, se desarrolla el concepto de la discriminación de forma general, aplicable a todo tipo de situaciones. Continúa en recorrer y entender qué es la identidad sexual (orientación sexual e identidad de género). Luego, me enfoco en la importante y sagrada libertad religiosa, y dedico un espacio importante de la obra a la libertad de expresión, discursos de odio y crimenes de odio. Continuando con un capítulo sobre los riesgos al estado de derecho (por la izquierda totalitaria, la extrema derecha y los fundamentalistas religiosos) y finalizando con un capítulo de ¿Cómo volverse activista?, dando consejos prácticos para que cualquier persona – independiente de su causa- pueda perseguir su causa. En una democracia nos debemos involucrar todas las personas si queremos vivir en ella.

¿Cuáles son los ejes principales del desarrollo del libro?

Son varios, pero me quedo con el peso enorme que tienen las palabras para desencadenar situaciones que van desde denigrar a una población de una sociedad, llegando al extremo de excluirlas del goce de derechos fundamentales (como ha ocurrido con los negros y la población de gays, bisexuales, lesbianas y transexuales); hasta llegar al extremo de producir crímenes de odio. Las palabras determinan a una persona y las mismas palabras pueden crear enemigos en el imaginario colectivo, tal y como vemos en la actualidad, hay políticos – Trump por ejemplo- que mantiene un discurso en contra los migrantes, caldeando los ánimos nacionalistas.

¿Podría ser un libro académico?

El libro contiene enfoques multidisciplinarios tocando ramas como la psicología, historia, antropología, filosofía, ciencias políticas, medicina, y por supuesto, el derecho. El documento ha sido nutrido con cientos de casos jurisprudenciales de EUA, Costa Rica, El Salvador, Colombia, Suráfrica, Chile, México, Kenia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos entre otras entidades.

El tema de Estado de Derecho es mencionado en el libro, ¿por qué?

En las democracias liberales partimos del hecho que vivimos sobre un andamiaje, una estructura neutral que nos permite a todas las personas cumplir nuestros sueños y anhelos: el Estado de Derecho, el cual parte de algunos principios básicos, como que toda persona debe ser tratada igual bajo la ley. Este principio tan básico, tan esencial, es a la vez tan conflictivo. Lo hemos visto en toda la historia de El Salvador, que a pesar de tener enunciados que indican que todas las personas son iguales, ha sido interpretado para excluir del ejercicio de derechos a mujeres, indígenas, negros, gays y lesbianas, transexuales y un sinfín de personas.
En nuestra cultura, ¿qué cambios deben hacerse para tener una cultura más inclusiva?

Tomar consciencia de los sesgos con los que operamos. Desde darse cuenta que está mal tener platos y vasos diferentes para las “muchachas de la casa”, hasta comprender que no existe un ser humano que sea superior al otro por su dinero, color de piel o lo que sea. Todos nacemos libres e iguales.
¿Cuál es el papel fundamental que juega el Estado de El Salvador en el tema de discriminación?

Tomar medidas reparatorias por medio de acciones afirmativas para “nivelar la cancha” a poblaciones que sufren el estigma de la discriminación, la cual es una sola que se pone diferentes máscaras.

¿Qué se puede aprender de este libro?

A respetar y tomar consciencia del poder de las palabras y el de la determinación.

¿Qué aconseja a los jóvenes que temen expresar sus preferencias sexuales?

Alguien puede preferir un helado de vainilla por el de chocolate, pero no puede preferir si le gusta alguien, pues la orientación sexual no es una preferencia. El cuerpo no le sabe mentir, fluye natural apuntando adónde quiere amar. Así, la única decisión que cabe con la orientación sexual es vivirla transparente o llevarla de una forma discreta. El mejor consejo, sería retomar las palabras de Harvey Milk: “Me gustaría ver a todos los abogados homosexuales, a todos los arquitectos gay salir del clóset, ponerse de pie y dejar que el mundo lo sepa. Eso haría más para terminar con los prejuicios de la noche a la mañana de lo que nadie podría imaginar. Los insto a hacer eso, los insto a que salgan. Solo así podremos comenzar a lograr nuestros derechos.”

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