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El proceso de debida diligencia (due diligence)
Benjamín Valdez – Socio Fundador Benjamín Valdez & Asociados
Cuando una compañía está interesada en adquirir o invertir en otra es necesario que lleve a cabo un proceso de debida diligencia (due diligence) sobre los negocios de aquella para conocer su estado patrimonial -incluyendo sus activos (muebles, inmuebles, derechos y valores)-, económico, contable, financiero, legal y fiscal, entre otros. Solo de esta forma se puede tener una noción más realista de su situación al momento de la adquisición.
El proceso de debida diligencia cuenta con una parte legal destinada a recopilar toda la información de la compañía que se va a comprar o en la que se piensa invertir, relacionada con la legislación aplicable y se realiza por el potencial comprador o inversor. Cabe aclarar que el vendedor puede también hacer un due diligence propio con el fin de enfrentar de antemano los hallazgos que pueda hacer el comprador y corregirlos anticipadamente, a fin de que el valor patrimonial de la compañía no se vea desmejorado y así obtener un mejor precio al momento de vender.
En la práctica, durante las primeras negociaciones, se establece un precio “no vinculante” de la compañía, el cual podrá ser modificado, dependiendo de los hallazgos del proceso de debida diligencia. Todo ello va acompañado de la suscripción de un acuerdo de confidencialidad recíproca. Este se sustenta principalmente sobre la base de que, si la transacción no llega a completarse, el potencial comprador no podrá hacer uso de la información que ha recopilado sobre la sociedad en venta. Lo mismo aplica al vendedor, quien, entre otros, podrá tener acceso a los planes de expansión del comprador.
Para llevar a cabo el due diligence, se debe contar con el consentimiento expreso del vendedor quien asumirá la obligación de proporcionar toda la información que sea necesaria y oportuna; deberá realizarse en el menor tiempo posible y tratando de no interrumpir la actividad propia de la empresa en cuestión. Es más, un buen comprador, no dejará que los empleados del vendedor se enteren que se está llevando a cabo este proceso, mucho menos que la empresa para la que trabajan está a la venta.
El due diligence legal es también útil para detectar posibles pasivos ocultos en el negocio, revisar eventuales contingencias, identificar sinergias que puedan desarrollarse y planificar una estrategia adecuada, tendiente a lograr el mayor beneficio económico posible tras la adquisición societaria, en caso de darse. En efecto, si se encontraren aspectos nuevos o que estaban ocultos, sería necesario volver a retomar las negociaciones en aras de acotar la transacción a la nueva realidad apreciada; de allí que el precio fijado inicialmente sea “no vinculante”.
El proceso de due diligence va a examinar también los aspectos tecnológicos, administrativos, medioambientales y cualquier otro que esté regulado por la ley. En el caso de sociedades sometidas a una regulación estatal particular (financieras, eléctricas, telecomunicaciones, derivados del petróleo, etc.) se deberá verificar también el estricto cumplimiento de las normas regulatorias aplicables.
El momento en el que se llevará a cabo el due diligence será cuando las partes hayan pactado los términos más generales, las bases de la transacción o se haya firmado una Carta de Intenciones con las líneas generales del acuerdo. A partir de ese momento, se desarrollará con la mayor rapidez posible con el objetivo de no interferir en el desarrollo de las actividades de la compañía. La duración variará dependiendo del tamaño, antigüedad y complejidad de la sociedad a examinar.
Por lo general, la empresa nombrará a sus abogados para que medien con el responsable del proceso de due diligence; éstos se encargarán de responder a las peticiones que se les formulen. Asimismo, se establecerá un Data Room o centro de información, que será el lugar en el que los encargados de la investigación examinarán toda la documentación que sea necesaria y que obre en poder de la sociedad. El Data Room puede ser virtual.
Tras realizar toda la fase de investigación, el proceso de due diligence legal finalizará con la elaboración de un informe en el que se detallarán todos los aspectos societarios analizados. Los responsables del proceso no solo van a realizar un diagnóstico de la compañía examinada, sino que también añadirán su interpretación para asesorar al comprador acerca de las decisiones que, bajo su punto de vista, deberían tomarse para que la transacción sea adecuada, oportuna y conveniente.
La importancia del proceso de due diligence, en general y del legal en particular, es agregar valor a la inversión, en la medida en que puede aportar al comprador una imagen fiable de la situación real de la compañía a adquirirse o en la que se quiere invertir para, a partir de ello y con el asesoramiento oportuno, poder impulsar los cambios necesarios para mejorar la dirección, la comunicación o la reducción de costos, entre otros, y llegar a lograr un mayor crecimiento económico y productivo de la empresa.