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Derechos Humanos en Internet: carencia de conciencia de exigibilidad

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Por: Stefanía Lobos, colaboradora Jurídica en Intelfon. 

 

A mediados del año pasado, en una ponencia sobre los derechos humanos en el entorno digital, que realicé en una universidad privada, una participante me preguntó, ¿por qué reclamar a las empresas que utilizan nuestros datos, si nosotros al descargar la aplicación presionamos “sí, acepto las condiciones de uso y políticas de privacidad” que aparecen al inicio?

Esa pregunta hizo darme cuenta que fundamentalmente carecemos de conciencia de riesgo del peligro que nos rodea en Internet. La exposición masiva que hacemos de forma voluntaria de nuestros datos digitales, así como los datos digitales de quienes nos rodean, y lo más peligroso es que no tenemos conciencia de exigencia de respeto, y/o protección a nuestros datos digitales frente a terceros, o frente a la empresa a quien le damos nuestra información a través del uso de la aplicación.

Pensamos que con presionar “sí, acepto las condiciones de uso y políticas de privacidad” de una aplicación determinada, es suficiente compromiso adquirido con la aplicación para poder usarla, y a cambio la empresa a quien nosotros otorgamos información, de forma voluntaria, puede hacer con ella lo que considere conveniente. No vemos la necesidad de que nos informen de cualquier situación que involucre nuestros datos digitales, ya sea, pérdida de esos datos por una brecha de seguridad en la empresa, análisis de datos que haga un tercero para fines académicos,  análisis de datos que haga un tercero para fines comerciales, entre otros. Mucha de esa falta de visión, en cuanto a necesidad de seguridad, exigibilidad de protección o exigibilidad de resarcimiento por daños debido a la pérdida o uso indebido de nuestra información, proviene del pensamiento que por ser un país pequeño y lejos de ser una potencia económica, no creemos que nuestros datos digitales sean algo importante. No creemos que alguien afuera de nuestro círculo personal esté interesado en nuestras publicaciones, que nuestros datos digitales tengan algún valor económico o que nuestra información pueda ser utilizada para manipularnos y tomar decisiones orientadas.

Para contestar la pregunta, mencioné el caso de Cambridge Analytica, como un ejemplo de recopilación y uso de datos digitales sin conocimiento, ni consentimiento y una forma de manipulación para toma de decisiones orientadas, por parte de los usuarios de Facebook.

Posteriormente aclaré a la participante, que aunque nosotros efectivamente aceptamos otorgar nuestra información a esa aplicación, debemos tomar en cuenta que el convenio establecido en las condiciones de uso y políticas de privacidad, es entre una determinada aplicación, la empresa creadora de la aplicación o los administradores de la aplicación, empleados que trabajan en la empresa que administra la aplicación y nosotros los usuarios.

El consentimiento que emitimos debería ser informado y el convenio que aceptamos no es con terceros que no se mencionan en las condiciones de uso y políticas de privacidad, para que estos puedan analizar, comprar, vender, usar o adquirir nuestros datos digitales, sin nuestro conocimiento o consentimiento.

Es debido a lo anterior, que debemos ser conscientes, que tenemos derecho a la privacidad en internet y a la protección de datos digitales, así mismo podemos exigir el respeto y protección de esos derechos frente a terceros. En la carta de derechos humanos y principios para internet publicada por la coalición dinámica por los derechos y principios de Internet del Foro de Gobernanza de Internet de las Naciones Unidas, se propone que para una protección eficaz de ambos derechos, estos deben incluir obligaciones para el Estado, empresas privadas y particulares en relación a la regulación, recopilación, procesamiento, uso, divulgación, conservación y destrucción de los datos digitales, así como derechos individuales relacionados con el uso y protección de nuestros datos.

En cuanto al derecho de protección de datos digitales, se habla de poder reclamar que nuestros datos digitales no sean  usados de forma ajena a nuestro conocimiento y consentimiento, preguntar dónde están almacenados nuestros datos, conocer qué datos tienen sobre nosotros, poder corregir esos datos, recuperarlos o solicitar que sean eliminados completamente de la plataforma y del servidor de la aplicación.

Para concluir, actualmente el reporte digital 2020 de We Are Social, manifiesta que durante el último trimestre del 2019 el promedio de personas entre 16 a 64 años, a nivel global, pasan 2 horas con 24 minutos en redes sociales desde cualquier dispositivo y el promedio diario de tiempo que se pasa usando internet es de 6 horas con 43 minutos. Dejando en evidencia el tiempo que pasamos en internet, participando en un entorno en línea, en el que realizamos actividades esenciales para nuestra vida y ejercemos una gran cantidad de derechos, de los cuales debemos ser conscientes que las mismas protecciones que tenemos y exigimos para nuestros derechos humanos en el entorno físico, deben generarse, regularse y aplicarse en el entorno en línea.

 

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