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SOBRE EL CNSCC Y EL PLAN EL SALVADOR SEGURO – Edición #88

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Por: Rafael Castellanos – Miembro del Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana 

Hace cuatro años el actual Gobierno tuvo la iniciativa de convocar a una serie de instituciones y personas de la mayor diversidad, para agruparse  y participar en la creación y desarrollo del Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana que se estaba formando.

Dicho consejo tendría por objetivo la búsqueda de soluciones estructurales al flagelo de la violencia que vivimos, combinando las visiones y experiencias tan ricas como diversas de ese interesantes grupo, conjuntamente con la Secretaria Técnica del mismo, el PNUD, la O.E.A. y la Unión Europea que asumirían Secretaría Técnica del Consejo, coordinadora del grupo junto con la Secretaria de Gobernabilidad, a esto se unía la cooperación Internacional, USAID, la U.E., España, Alemania, Colombia, Italia, entre otros países.

A este Consejo que diseñaría las políticas y prácticas, se uniría el personal representativo de las diferentes instituciones del Estado involucradas en el plan que serían principalmente las responsables de ejecutar el Plan El Salvador Seguro (PESS).

La primera tarea fue la instalación de 7 mesas de trabajo, prevención de la violencia, control y persecución del delito, rehabilitación y reinserción Social,  atención y protección, fortalecimiento de la institucionalidad de la seguridad, mecanismos de coordinación financiera y medios de comunicación.

Las mesas fueron integradas por miembros del Consejo y su equipo técnico, así como representantes de la Academia, centros de pensamiento, ONGs, sindicatos y partidos políticos. Estas mesas revisaron propuestas y buenas prácticas existentes e hicieron consultas sectoriales y territoriales. Luego se elaboró una matriz de propuestas de donde salió el cuerpo de el Plan El Salvador Seguro, con encuentros en los municipios con mayores índices de violencia, con comités municipales y otros actores como sindicatos, PYMES, juventud, mujeres, pequeños empresarios, transportistas y otros.

Nunca antes se ensambló un consejo tan plural, en que el respeto a la diversidad de pensamiento fuera el denominador común y en donde la sinergia hacia las buenas ideas y consensos no dependió de quien las proponía, no hubo sesgos ideológicos, de clases, intereses de grupo o individuales. Probablemente en eso radica la fortaleza del Consejo y el PESS y de lo que estamos más orgullosos los miembros del CNSCC,  inyecta esperanza para que el país logre consensos en otros temas cruciales y finalmente una visión común del rumbo a seguir.

El plan comenzó a ejecutarse y como toda cosa nueva, enfrentó tropiezos y deficiencias en su implementación, pero más importante que eso fueron  los aciertos. La idea de un solo frente y de un Consejo que inspiró confianza al país y hacer conciencia en territorio y que los actores son múltiples, casi todos lo somos. Instituciones del Estado, ya sea del gobierno, autónomas, municipalidades, escuelas, iglesias, ONGs,  empresarios de la zona y otros,  dispuestos a involucrarse a resolver este difícil tema.

Desde el diseño original del plan, que refleja las prioridades del mismo, se presupuestó aproximadamente 70% a prevención rehabilitación y fortalecimiento institucional y 30% a control y persecución  del delito.

Visitando ciudades que tuvieron éxito en combatir el problema de delincuencia como Los Ángeles en Estados Unidos y Medellín en Colombia, lo que se repite a nivel mundial, se comprobó que la violencia y la delincuencia de ese tipo no se combaten con éxito acudiendo únicamente a medidas de prevención. Resultó que las medidas de prevención, rehabilitación y reinserción  tenían un mejor resultado combinadas adecuadamente con el control y persecución del delito.

En Los Ángeles, California tomó 20 años normalizar una situación que se les había salido de las manos a lo que se considera niveles más normales de violencia. Ese descubrimiento lo califico como el más importante en el desarrollo de los primeros cuatro años del consejo y PESS, pues a las acciones del Estado, lo más visible es la persecución  por los policías y los soldados enfrentando a los delincuentes; mientras que los programas de prevención, rehabilitación y reinserción tienen menos difusión, son menos espectaculares y su resultado va siendo más lento y menos visible que el de los delincuentes  muertos o apresados, pero sus resultados más efectivos y duraderos.

En el PESS escogieron 50 municipios con prioridad para intervenirlos, por tener de los mayores índices de violencia, y al final del año anterior, según el monitoreo hecho en esos 50 territorios, los resultados de  homicidios y extorsiones se redujeron considerablemente.

El plan aprobado es aceptado nacional e Internacionalmente, no resuelve las cosas instantáneamente,  como todos quisiéramos pero va en el camino adecuado. Está diseñado para  ser un plan de nación, ojalá el Gobierno entrante y los siguientes Gobiernos lo continúen, rompiendo la mala tradición de país, tradición de desechar lo bueno que encuentran al entrar, los nuevos gobiernos.

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