La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL) emitió su informe anual «Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2020», en el cual señala que América Latina y el Caribe se enfrentará a un proceso de recuperación de la actividad económica (PIB) a sus niveles precrisis más lento que lo esperado al principio. La previsión de la CEPAL para el PIB latinoamericano es de una contracción del 9.1 % en 2020.
Según el informe, América Latina y el Caribe está viviendo su peor crisis económica en un siglo, con una contracción estimada de su producto interno bruto (PIB) regional de -9,1%. Debido a esto, a fines del 2020 el nivel de PIB per cápita sería igual al de 2010, es decir, habría un retroceso de 10 años con un fuerte aumento en la desigualdad y la pobreza.
Se prevé además el cierre de 2,7 millones de empresas formales en 2020, mientras que el desempleo alcanzaría a 44 millones de personas (con un incremento de 18 millones de personas respecto al nivel de 2019, el mayor aumento desde la crisis financiera global).
«La recuperación va a ser mucho más lenta y tenemos que prepararnos para una recuperación que no se va dar ni en el 2021, ni el 2022, ni el 2023», afirmó la secretaria ejecutiva de CEPAL, Alicia Bárcena, quien expuso que el impacto en materia económica sobre la región es 44 millones de personas en situación de desempleo y una tasa de informalidad del 54 % que afecta a 159 millones de latinoamericanos.
CEPAL considera necesario crear un organismo internacional que establezca un mecanismo uniforme para la región para la reestructuración de la deuda soberana, que favorezca a rebajar la incertidumbre y los riesgos. Además, la adopción de medidas de alivio de deuda aumentaría la disponibilidad de recursos para el desarrollo.
A escala regional los niveles de pobreza que observa la CEPAL son similares a los registrados en el año 2005, alcanzando a 231 millones de personas e implicaría un retroceso de 15 años; mientras que la pobreza extrema alcanzaría a 96 millones de personas con un retroceso de 30 años, al llegar a los niveles del año 1990.
“En este escenario, serán necesarias políticas macroeconómicas activas para retomar el crecimiento y promover una agenda de transformación estructural. Hay que fortalecer los ingresos públicos, mantener las políticas monetarias expansivas convencionales y no convencionales, y fortalecer la macro regulación prudencial junto a la regulación de los flujos de capitales para preservar la estabilidad macrofinanciera en el corto y mediano plazo. Aquí la cooperación internacional es fundamental para ampliar el espacio de las políticas macroeconómicas”, explicó la máxima autoridad de la CEPAL.