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Centroamérica: retos del desarrollo en el siglo XXI

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Ocuparse de lo urgente puede tener grandes consecuencias en la agenda de lo importante. La Región centroamericana debe ver con luces largas su participación en la sociedad del mundo en este siglo XXI.

Debemos estrechar los lazos de la integración inteligente al mundo aprovechando las grandes oportunidades de tener una población joven, recursos naturales estratégicos y por supuesto, una posición geográfica envidiable. El acometer grandes proyectos de infraestructura para conectarnos en lo tecnológico, social y sobre todo, en lo productivo y comercial requiere de Estados Nacionales con democracias fuertes y sólidas. Requiere de un gran esfuerzo para superar la desigualdad y la exclusión social, lugar común para evitar la delincuencia, el narcotráfico, las pandillas y las nuevas expresiones del crimen organizado.

La integración con sentido y sin tanto discurso nos pone la tarea de reducir los costos para hacer negocios entre y con los países de la región. La reducción de trámites, la eliminación de controles migratorios y aduanales innecesarios, la agilización y automatización de los procesos de logística.

Los países de la región deben apostar en conjunto de cara a Asia, la región más dinámica en el crecimiento del comercio y las inversiones en el mundo. Para lo anterior, deberá definirse políticas comunes para integrar clúster y actividades económicas que por su naturaleza tienen encadenamientos productivos regionales.

Proteger el ambiente y proteger a nuestra gente, es esencial para evitar a toda costa la sinrazón de la migración, drama humano que nos drena nuestros más valiosos recursos hacia lo desconocido.

El reto educativo en el mundo 4.0 es quizás el de mayor significado e impacto. La innovación y la creciente integración de nuevas áreas del conocimiento a la dinámica productiva y de servicios, está transformando estructuralmente las condiciones de la especialización productiva y comercial del planeta y Centroamérica no puede aislarse de dichos cambios. Urge una nueva política productiva que ponga énfasis en el aprendizaje permanente, la educación dual en las empresas, la formación de talento en nuevas áreas del conocimiento científico y tecnológico y la integración de las políticas nacionales a canales regionales de acción en materia de ciencia, tecnología e innovación.

Nuestra diversidad es la gran fortaleza que nos permite aspirar a crecer y fundamentar nuestro desarrollo futuro. Somos pueblos hermanos con cultura común, con grandes oportunidades y desafíos. No podemos partir la región Norte y Sur, por el simple capricho de un gobernante. La región requiere urgentemente elevar la calidad de vida de la población y el comercio y la integración son pieza fundamental en dicho cometido. Si bien podemos ser optimistas de cara a todos estos desafíos, debemos acelerar el ritmo de nuestras decisiones estratégicas.

La región camina lento y con pasitos cortos. El mundo se transforma a la velocidad de la luz y los gigantes trotan y corren, lo que seguramente nos desafía a propiciar nuevas formas para concertar la política pública.

O nos vemos como región o fracasaremos en un mundo globalizado. No hay otra vía, la integración es la vía. La dinámica global nos absorbe vertiginosamente, la sociedad nos exige cambios importantes y nuevos desafíos. Reducir el poder corporativo del ejército en algunos de nuestros países es clave para afianzar la sociedad civil y su participación en lo público. Aprender a olvidar es vital para modernizar la infraestructura institucional desgastada, burocratizada y capturada por unos cuantos burócratas de la integración.

Todo lo anterior será imposible de alcanzar si derrochamos los valores y principios de la sana convivencia social y democrática. Sería en vano pasar borrón y cuenta nueva las tres décadas de fortalecimiento de la democracia, si regresamos a las versiones más tristes de nuestro pasado en manos de dictaduras o de gobiernos clientelistas y populistas. No queda otro camino que apostar por fortalecer los regímenes democráticos e integrarnos, poco a poco a las mejores prácticas para la sana convivencia y la alternancia en el poder. Al igual que las aves migratorias no tienen fronteras al pasar por nuestra región, hoy debemos pensar en derribar murallas mentales a la necesaria integración. Mañanaserátarde.

 

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