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Carmen Estela Pérez, Presidenta de Inquifar: “El Salvador tiene una industria farmacéutica robusta y de calidad”

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Por: ANEP

La pandemia COVID-19 multiplicó la demanda de medicamentos e insumos de higiene y ni el cierre de fronteras, la escasez de materia prima o la paralización del transporte público impidieron que los laboratorios farmacéuticos locales trabajaran a todo vapor para suplir al mercado nacional e incluso internacional.

“Nuestra industria respondió como los grandes”, aseguró Carmen Estela Pérez,  presidenta de la Asociación de Industriales Químico-Farmacéuticos de El Salvador, INQUIFAR.

Los quince laboratorios asociados a la gremial no solo produjeron el medicamento que el mercado local privado demandó sino también el que requerían los hospitales nacionales e incluso se envió al extranjero, cuando se permitió la carga llamada humanitaria, que incluía medicinas.

Sin embargo, la premisa siempre fue “primero el mercado local”, aseguró la presidenta de INQUIFAR, al comentar que la demanda creció no solo en el país sino en naciones vecinas motivados en gran medida por las compras de pánico que ocurrieron en los primeros meses de la pandemia.

Alcohol en gel y otros insumos de higiene, Ivermectina, Cloroquina, Hidroxicloroquina, aspirinas, vitaminas C y D, fueron parte de las medicinas que más demandó la población.

“Había largas filas en las farmacias, más por un asunto de compra de pánico, pero el mercado no estuvo desabastecido y eso nos llena de orgullo. Yo estoy segura que todo el zinc que se consume en el país es producción local”, agregó.

Aumentar la producción de medicinas implicó varios retos para esta industria. Primero porque debían respetar las medidas de distanciamiento social y no podían operar con el 100% de sus colaboradores en un solo turno, debieron proveerles transporte privado en varios grupos separados, lo que implicó nuevas inversiones.
“La pandemia generó demanda por ciertos productos, pero además hay un porcentaje alto de la población con otros padecimientos crónicos que no pueden darse el lujo de  dejar de tomar su medicamentos por ejemplo para la diabetes, la hipertensión o afecciones cardíacas y se cerraron fronteras, pero la medicina no faltó, fue nuestra industria la que lo suplió”, contó orgullosa.

Mantener el mercado abastecido también fue posible gracias a los más de 6,100 colaboradores que posee la industria que trabajaron de sol a sombra, produciendo las medicinas.

La presidenta de INQUIFAR también destacó que la Dirección Nacional de Medicamentos y El Ministerio de la Defensa fueron flexibles y colaboraron mucho respondiendo con rapidez en materia de permisos para ciertos ingredientes controlados y más.

Otro desafío que enfrentó el rubro farmacéutico y que fue un problema mundial fue el aumento en los precios de la materia prima.

“Al comienzo teníamos materia prima, pero también debimos comprar y subieron los precios de manera increíble, por ejemplo la Hidroxicloroquina pasó de costar $80 el kilo a $1,600 el kilo y eso impactó a las empresas”, comentó.

Los laboratorios también tuvieron pérdidas en ciertas líneas de producción cuyos ingresos cayeron a cero. Sobre todo productos pre y post operatorios, principalmente de uso hospitalarios, antibióticos, además la visita médica se paró, pese a esos tropiezos lograron mantenerse de pie.

Las lecciones que dejó la pandemia

La presidenta de INQUIFAR aseguró que la principal lección que dejó la pandemia es que esta industria es robusta y capaz no solo de suplir el mercado nacional, sino además de proveer medicamentos de primer nivel.

“Somos una industria fuerte. Las plantas farmacéuticas por pequeñas que sean tienen altos estándares de calidad. El ADN del farmacéutico es la disciplina, las buenas prácticas de manufactura son su cultura. Además hay una enorme capacidad instalada, hay plantas con máquinas que le pueden sacar una cantidad de tabletas al día exhorbitantes, tenemos una gran calidad y  hay que apostarle como país”, insistió.

La licenciada Pérez aseguró que de 2013 a la fecha el parque industrial farmacéutico ha invertido 90 millones de dólares en las plantas lo que les ha permitido tener los estándares de calidad necesarios para alcanzar a cubrir la demanda local y a países como México, Colombia, Estados Unidos, la región del Caribe y toda Centroamérica.

“Para la industria, la reconversión, las mejoras, las inversiones son de todos los días. Ahorita mismo se están ejecutando proyectos de alrededor de 7 millones de dólares en varios laboratorios, nuevas  áreas de producción, maquinarias más modernas para generar mayor eficiencia, porque calidad hay, los estándares se cumplen”, afirmó.

Otra lección que dejó la industria es que también se debe apostar por la formación académica en salud, para las futuras generaciones.
“La pandemia demostró que los verdaderos héroes están en la ciencia, que los que van a salvar el mundo son los científicos que se dedican a la investigación, quienes nos van a poder defender”, puntualizó la presidenta quien lleva 18 años en este rubro.

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