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Administración de justicia: Transformación digital o cambio de mentalidad

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Luis Héctor Alberto Pérez AguirreSOCIO LIDER EN LA PRACTICA DE LITIGIOS EN COMPLEX | LAW STUDIO CO-FUNDADOR DE ABOGADOSRED

El uso de las tecnologías ya no es novedad, están en todos los ámbitos, desde hace décadas que los ordenadores informáticos, son parte de nuestro día a día, sin embargo, como muchas instituciones, la Corte Suprema de Justicia, ha transitado lentamente con la integración de estas, de una manera eficaz; pues no se trata de comprar equipos de última generación o las últimas versiones de los paquetes de ofimática, si los mismos no saben utilizarse.

La pandemia provoco estrepitosamente la denominada “transformación digital del Órgano Judicial”, que ha puesto a disposición del sector jurídico nacional diversas herramientas, tales como: Sistema de Registro Electrónico de Abogados de la República, Sistema de Notificación Electrónica (SNE), Tarjeta de Identificación de Abogado – Agenda de citas para solicitud, Sección de Notariado – Agenda de citas para trámites, Sección de Investigación Profesional – Consulta pública de procesos administrativos de dicha dependencia y programación de citas, Solicitud de Autorización en Línea de Abogado – Inicio de trámite, Secretaría General – Consulta de entrega de Acuerdo de Autorización de Abogados, y consulta de procesos penales en el sistema llamado PROTEUS; con dichas iniciativas inicia una nueva era en nuestra administración de justicia local.

Lo anterior supone una afrenta al sistema sobresaturado de causas, sobrecarga procesal, la obsolencia estructura de las unidades organizativa, insuficiente personal capacitado y escaso recurso asignado a la labor principal del Órgano Judicial: La Administración de Justicia, en especial la Pronta y Cumplida.

La justicia digital es un paradigma que supone ser una solución  para propiciar que los tribunales y otras instituciones del Órgano Judicial dejen de ser lentos, tediosos e ineficientes, que les permitan a los justiciables, y a nosotros sus abogados, hacer nuestra labor de forma más eficiente, y porque no, de forma remota.

Pero no tan deprisa, la primera revolución es la forma de hacer las cosas, y evitar a toda costa el “síndrome del juguete brillante”, es necesario poner al centro la estrategia, y posterior la inversión en tecnología; de nada sirve tener los mejores servidores, las mejores soluciones informáticas, si el capital humano no está listo para los cambios que la implementación tecnológica implica.

La adquisición de la mejor plataforma de trabajo colaborativo, debe preceder la suficiente concientización de todos los involucrados, transformando en primer lugar, la  

mentalidad, o como dicen por ahí, el “mindset”; y es que la transformación comienza por la mente: “cambia tu manera de pensar y para que así cambie tu forma de vivir” según la epístola Paulo de Tarso.

Una transformación de mentalidad implica querer construir nuevas formas de acceso a la justicia. Nuevos tipos de juzgados. Juzgados que abandonen los viejos esquemas y tradición instrumentalistas, y siempre al amparo del principio de legalidad, puedan diligenciar las causas, por las veredas de la eficiencia, dedicando más tiempo a tareas que generan, valor íntimamente relacionadas con impartir justicia, dejando de lado aquellas que no son productivas, reduciendo tiempos de respuesta, y creando nuevos canales de comunicación desde su realidad; es estar dispuestos a aceptar el uso de las tecnologías con cautela pero sacando el provecho que aportan, potenciando el de economía procesal, apartándose de los ritualismos pero sin rebasar las solemnidades imperativas. El equilibrio es el reto, sabemos que los cambios son duros y difíciles de asimilar, pero necesario para afrontar las nuevas realidades.

Pero no tan deprisa, la primera revolución es la forma de hacer las cosas, y evitar a toda costa el “síndrome del juguete brillante”, es necesario poner al centro la estrategia, y posterior la inversión en tecnología; de nada sirve tener los mejores servidores, las mejores soluciones informáticas, si el capital humano no está listo para los cambios que la implementación tecnológica implica.

La adquisición de la mejor plataforma de trabajo colaborativo, debe preceder la suficiente concienciación de todos los involucrados, transformando en primer lugar, la mentalidad, o como dicen por ahí, el “mindset”; y es que la transformación comienza por la mente: “cambia tu manera de pensar y para que así cambie tu forma de vivir” según la epístola Paulo de Tarso.

Una transformación de mentalidad implica querer construir nuevas formas de acceso a la justicia. Nuevos tipos de juzgados. Juzgados que abandonen los viejos esquemas y tradición instrumentalistas, y siempre al amparo del principio de legalidad, puedan diligenciar las causas, por las veredas de la eficiencia, dedicando más tiempo a tareas que generan, valor íntimamente relacionadas con impartir justicia, dejando de lado aquellas que no son productivas, reduciendo tiempos de respuesta, y creando nuevos canales de comunicación desde su realidad; es estar dispuestos a aceptar el uso de las tecnologías con cautela pero sacando el provecho que aportan, potenciando el de economía procesal, apartándose de los ritualismos pero sin rebasar las solemnidades imperativas. El equilibrio es el reto, sabemos que los cambios son duros y difíciles de asimilar, pero necesario para afrontar las nuevas realidades.

Abrazar una mentalidad de crecimiento, centradas en los justiciables, es inherente a la transformación digital; en particular he visto líderes en el sector justicia en estos temas, que han solventado problemas de larga data, implementado las herramientas tecnológicas a su alcance, muchos los lectores litigantes ya tuvieron la oportunidad de asistir a subastas por videoconferencia, en otros casos la posibilidad de presentar peticiones de forma digitalizada a través del vetusto, pero vigente, correo electrónico; paradójicamente el conseguir el número de teléfono habilitado de un juzgado de paz del interior del país, resulta en algunos casos, misión imposible.

En mi habitualidad, tengo mayor contacto con la jurisdicción del derecho privado, en particular los juzgados civiles y mercantiles, pero parece contradictorio la poca

importancia que se brinda a estos tribunales en la asignación de recursos, siendo una de las áreas de mayor impacto tienen las tecnologías: el comercio electrónico catapultado por las plataformas de compras, economías colaborativas, pasarelas de pago; ni que decir sobre de criptomonedas, blockchain, firma electrónica y crowdfunding, entre otros, siendo inminente próximo vigor de una Ley de Comercio Electrónico y Ley sobre Títulos Valores Electrónicos; pero de nuevo impensable que hasta hace unos meses a cierta porción de estos tribunales, finalmente se les ha dotado de internet, para las comunicaciones procesales, cuya latencia y estabilidad no da más que para eso.

Tribunales en situaciones críticas, con poco personal, sin formación y capacitación en soluciones Informática, atemperan con el esfuerzo de servidores judiciales líderes que rompen con lo tradicional y hábilmente con recursos propios solventan situaciones críticas, potenciando la administración de justicia, potenciado el uso de las tecnologías dentro de la limitada asignación de recursos con la que cuentan. Algunos tribunales han hecho suyas estas iniciativas y su productividad es sustancialmente superior a aquellos que no adoptan estas soluciones.

Más tiempo en lo que genera valor, evitar reprocesos innecesarios, sustituyendo o supliendo tareas poco productivas con algunas herramientas que hoy por hoy ya estén al alcance de los operadores judiciales, es un paso concreto; uso de plantillas de documentos autollenables, la reutilización de información por medio del uso de base de datos, y concatenación de textos, crear una base de conocimientos para nuevos integrantes de la unidad organizativa, que sea autogestionable; ese es el cambio, a un rol más estratégico del Juez, quien pueda encausar más su intelecto en la resolución de casos, y dejar de lado el desgaste en temas menos trascendentales. La transversalidad e Interdisciplinariedad, serán ejes del liderazgo en la transformación.

El verdadero cambio subyace en pequeños cambios de mentalidad; si la mentalidad es el primer cambio que debemos hacer para que así cambien las cosas que hacemos y como vivimos, el uso de las tecnologías no debe ser absolutizado como solución, sino un complemento para la mejora de la prestación del servicio de administración de justicia.

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