Economía
Radiografía de la deuda de los países de América Central ante el COVID-19
Exor Latam pronostica que todos los países van a tener que revisar sus presupuestos y mejorar la calidad del gasto; pero ve una recuperación y crecimiento en la región para el año próximo.
Por Revista Summa
Los efectos del COVID-19 amenazan a América Central con el alza de la deuda producto de la pandemia y la caída de la recaudación, un lento crecimiento económico y un mercado financiero, que dependiendo de varias factores, podría cerrarse a futuro. Así lo pronostica el Lic. César Addario, vicepresidente regional para América Central y el Caribe de Exor Latam, quien nos ofrece una radiografía de lo que vive la región al cierre de este año y lo que le espera para el próximo 2021.
Previo a la pandemia, la región estaba creciendo y se encontraba un poco por encima del promedio de América, sin embargo, el impacto del COVID-19 ha sido devastador, tanto para América Central como para el mundo y todo se volvió negativo en este 2020, siendo la deuda uno de los principales problemas.
“Cuando se desató la gran recesión en 2008, la deuda pública de América Latina giraba en torno al 40% del Producto Interno Bruto (PIB). Hoy, la región está en una situación de deuda promedio del 62% del PIB, y del 50% en el caso de Centroamérica y Panamá. Lo que ocurre cuando un país está altamente endeudado es que las posibilidades de conseguir recursos frescos son más escasas o mucho más caras. Esto quedó demostrado en el hecho de que todos nuestros tuvieron precios de tasa más altos, es decir, el dinero en el mundo está costando más”, explica Addario.
En medio de contexto, habrá países que no tendrán los mercados financieros abiertos a futuro y esa posición vulnerable afecta directamente a todo el circuito económico de no obtener las alternativas de las multilaterales.
Según datos de Exor, América Central ha tenido un endeudamiento bastante parejo en la última década, con un crecimiento anual que ronda el 1%. En conjunto, debe US$65.000 millones, pero solo en este periodo del COVID 19 (hasta el 1 de agosto) los países de habían firmado préstamos por US$8.940 millones, con la posibilidad de acceder a créditos adicionales, dependiendo de la duración y el impacto de la pandemia.
Panamá lidera la lista de los que han solicitado mayor asistencia económica (US$3.565 millones), seguido por Guatemala (US$1.890 millones), El Salvador (US$1.650), Honduras (US$1.030 millones) y Costa Rica (US$800 millones).
Pronóstico de EXOR para el Istmo
“No quisiera opinar más allá del 2021 porque deseamos ver el comportamiento de los países pospandemia para medir bien, ya que aún hoy está en el medio del mar. Sin embargo, todos van a tener que tomar medidas, como revisar sus presupuestos y mejorar la calidad del gasto. El problema principal es que a futuro los países agotaron en su gran mayoría en el mundo la línea de la tarjeta y de no tener a las multilaterales se va a tener dificultades para el crédito”, explica Addario.
Lo más destacable es que el sector financiero local entró en esta crisis muy bien capitalizado. Primero, hicieron préstamos de emergencia, con la idea era apoyar las necesidades de compra de insumos que permitieran dar respuesta a la crisis sanitaria; en una segunda parte, brindaron respuestas económicas y sociales que permiten que vemos a los países retomando el crecimiento y rebotando en V.
“Actualmente, las economías se encuentran de golpe con una recesión, un aumento del déficit fiscal y bajos niveles de reservas internacionales. Estas dolencias dificultaron cumplir con metas fiscales y de deuda. Para mí es importante asegurar la liquidez en el mercado financiero. La prioridad es que la intermediación financiera sea fluida en el corto y en el largo plazo, y mantener el esfuerzo de austeridad y disciplina en el manejo de las finanzas públicas sobre todo para poder tener un rebote bien hacia arriba en positivo”, advierte el especialista.
Radiografía por país
Guatemala: Tiene una deuda nueva de US$1.894 millones para totalizar US$9.000 millones, sin embargo, es controlable.
El Salvador: Uno de sus principales desafíos tendrá que ver con aumentar el nivel de recaudación. La gran ventaja es que tiene un gobierno promercado, una figura presidencial con alta popularidad y relación envidiable con Estados Unidos y otras potencias. Es de los países que más crecerá.
Honduras: Es un país que tiene US$7.000 millones en reservas internacionales y al igual que los demás países debe manejar con inteligencia la deuda.
Nicaragua: Es el panorama más desconocido. No tiene datos de bonos internacionales, se financia mucho con recursos bilaterales. Es financieramente no integrado al mercado, no obstante, tiene un potencial enorme, con buena perspectiva a futuro.
Costa Rica: Tiene una ventaja estructural, ya que toda la nueva deuda tomada es la mitad de la de El Salvador (US$500 millones). Tiene un déficit fiscal que se está convirtiendo en crónico, el cual tiene que solucionar, y además se erosionará el turismo. Su ventaja es que lo que representa la deuda externa asumida con el BID es muy bajo. Además, deberá ir hacia un proceso para cerrar la brecha de presupuesto con crédito.
Panamá: Tiene la ventaja de llevar la delantera por ser un país más internacional y globalizado. Tiene bonos internacionales por casi US$19.000 millones. La calificación crediticia de Panamá que es “Investment Grade” hace que su acceso al crédito sea más barato y eso permitirá que se recupere más rápido y con solvencia debido aparte de lo mencionado apoyado en la recuperación del comercio mundial en el cual gran parte pasa por el canal.
Medidas para enfrentar la crisis
“Está comprobado que una deuda externa elevada como porcentaje del PIB hace que sea el crecimiento más lento; aunque cada caso es distinto y no se sabe cuál es el porcentaje de endeudamiento que no representa riesgos para el crecimiento, el raciocinio es simple. Es como cuando una familia tiene altas deudas, eso no siempre representa que esté agobiada por dicha carga; el tema es qué medidas aplica para que el flujo de dinero le permita pagarlas”, detalla Addario.
Acá un argumento que pesa para que un país contraiga deuda es que teóricamente permite conservar los recursos propios y recibir ajenos para explotar, procesar o producir nuevos bienes y servicios. Lo cierto es que todas las naciones van a tener que revisar sus presupuestos, mejorar la calidad del gasto y ampliar la base tributaria, aplicando distintos enfoques recaudar más y modernizar la forma de esa recaudación.
Fortalecer el Acuerdo de Inversión en Infraestructura entre el sector privado y el gobierno, y activar programas especiales de garantías para fortalecer algunos de los sectores más afectados, serían otras de las medidas importantes. El papel contra cíclico histórico en situaciones de crisis ha sido fundamental para preservar la planta productiva, que será base del repunte a futuro.
“Además de asegurar la liquidez en el mercado financiero, los gobiernos deben hacer un esfuerzo en el manejo de las finanzas públicas por medio de programas especiales para lograr tener un rebote y poder salir rápido de la crisis, sin dejar de contemplar a los sectores más afectados”, enfatiza el experto.