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Protocolos HUMINT para la ciberseguridad

Escrito por: Julio César Osegueda

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Los ataques exitosos no vencen la tecnología, sino que aprovechan las debilidades humanas. Estrategias como el phishing, el spear phishing, la ingeniería social o las técnicas de suplantación de identidad rara vez requieren herramientas sofisticadas; lo que buscan es explotar la confianza, la curiosidad o el desconocimiento del individuo.


En los últimos años, la transformación digital ha revolucionado la forma en que las entidades públicas y privadas tratan sus datos. Esta modernización también ha expuesto al país a un panorama de riesgos cibernéticos sin precedentes. Los ataques dirigidos contra sistemas gubernamentales y entidades estratégicas han evidenciado la creciente vulnerabilidad de las infraestructuras críticas ante actores maliciosos, algunos con capacidades de ciberinteligencia avanzadas; este riesgo se expande hacia las empresas y el público en general y se concreta en vulneraciones diarias. (Arreola, 2019).


Nos enfrentamos a un entorno donde las amenazas incluyen al robo de información, el bloqueo de sistemas mediante ataques DDOS, ransomware, keyloggers, troyanos y campañas más sofisticadas, como el espionaje digital, la alteración de datos estratégicos y el debilitamiento de la confianza pública a través de la diseminación de información manipulada.

Estas acciones no son únicamente obra de actores individuales, sino que reflejan la coordinación de redes internacionales con fines económicos, políticos y, en ocasiones, ideológicos. Los ataques recientes han mostrado la existencia de brechas significativas en la protección de datos y sistemas, lo que subraya la necesidad de estrategias robustas que combinen tecnología avanzada con inteligencia humana (HUMINT).


Normalmente, las barreras de seguridad más efectivas suelen estar en el ámbito de la tecnología, ya sea a través de sofisticados firewalls, sistemas de detección de intrusos, inteligencia artificial o herramientas de encriptación avanzada. Sin embargo, esta creencia a menudo pasa por alto una realidad contundente: la capa 8, es decir, el ser humano, sigue siendo el punto más vulnerable y, paradójicamente, el más explotado en el espectro de ciberseguridad. (López, 2024).


Los ataques exitosos no vencen la tecnología, sino que aprovechan las debilidades humanas. Estrategias como el phishing, el spear phishing, la ingeniería social o las técnicas de suplantación de identidad rara vez requieren herramientas sofisticadas; lo que buscan es explotar la confianza, la curiosidad o el desconocimiento del individuo. Un correo malicioso abierto, una contraseña compartida, descuidos en redes sociales o incluso una conversación aparentemente inocente, son suficientes para abrir las puertas a ataques devastadores. (Gian, 2018).


Por esta razón, el enfoque en ciberseguridad debe trascender el hardware y el software, poniendo énfasis en el fortalecimiento de la capa 8. Esto implica educar, capacitar y sensibilizar a las personas para que no solo reconozcan las amenazas, sino que también desarrollen habilidades críticas para neutralizarlas.


Implica construir una cultura de ciberseguridad donde cada persona, desde el usuario más básico hasta el ejecutivo más experimentado, comprenda su papel y responsabilidad en la defensa de la información y se conviertan en «activos de seguridad». De este modo, la seguridad deja de ser únicamente una cuestión técnica y se convierte en un esfuerzo colaborativo, con el humano como el primer eslabón en una cadena de protección verdaderamente robusta. Aquí es donde los protocolos HUMINT se convierten en un pilar clave. (Wilson, 2020).


Estos protocolos requieren un enfoque sistemático que combine habilidades humanas, procedimientos técnicos y un sólido marco ético; incluyendo un profundo conocimiento cultural y psicológico del entorno. Para comenzar, es esencial definir objetivos claros que alineen la recopilación de inteligencia humana con las necesidades específicas de ciberseguridad, como la prevención de ataques de ingeniería social, la detección de amenazas internas o el rastreo de actores maliciosos en entornos digitales. La selección y capacitación del personal es un paso crítico, ya que el equipo HUMINT debe incluir profesionales capacitados en análisis de comportamiento, negociación y ciberseguridad, además de contar con formación en técnicas avanzadas de recopilación y manejo de información confidencial.


La gestión de fuentes humanas es otro pilar fundamental, incluye identificar, evaluar y mantener relaciones con insiders, informantes o colaboradores externos que puedan proporcionar información relevante. Para recopilar datos, los protocolos HUMINT deben apoyarse en entrevistas estructuradas, observación directa, infiltración en comunidades digitales y encuestas internas diseñadas cuidadosamente para no comprometer la privacidad ni generar desconfianza. Asimismo, la integración de HUMINT con herramientas tecnológicas de ciberseguridad, como sistemas de análisis de patrones y alertas automatizadas, permite validar y enriquecer la información obtenida.


El análisis y procesamiento de la información recolectada es clave para convertirla en inteligencia accionable; contrastar datos mediante triangulación, identificar patrones sospechosos y generar reportes útiles para la toma de decisiones. Todo el proceso debe desarrollarse dentro de un marco ético y legal, respetando regulaciones como el GDPR y asegurando la confidencialidad de las fuentes. Finalmente, los protocolos deben evaluarse y mejorarse continuamente mediante auditorías y ajustes estratégicos, garantizando que la organización esté preparada para enfrentar amenazas emergentes. Al adoptar este enfoque integral, las organizaciones pueden fortalecer su capacidad para anticipar y mitigar riesgos, convirtiendo al factor humano de una debilidad potencial en un pilar clave de la ciberseguridad.


Aunque tradicionalmente estos protocolos han estado más asociados con entidades gubernamentales e inteligencia estatal, las empresas pueden y deben aplicar protocolos HUMINT adaptados a su contexto, especialmente si enfrentan riesgos significativos de ciberseguridad. La adopción por parte de empresas privadas depende de sus necesidades, recursos y del marco ético y legal bajo el cual operan y pueden concentrarse en los siguientes elementos:


Prevención de amenazas internas (Insider Threats):
Identificación de empleados descontentos o vulnerables que puedan filtrar información sensible o colaborar con actores externos. Esto incluye la implementación de canales de comunicación confidenciales y entrevistas estratégicas.


Protección contra ataques de ingeniería social:
Los atacantes a menudo usan ingeniería social para obtener acceso a sistemas empresariales. Un protocolo HUMINT puede ayudar a las empresas a comprender cómo operan estos actores y a educar a los empleados sobre los riesgos.
Investigación de ciberamenazas externas:


Empresas en sectores críticos, como tecnología, finanzas o infraestructura, pueden emplear HUMINT para infiltrarse en foros de la dark web donde se comercian datos robados o se planean ataques específicos.


Evaluación de socios y proveedores:
Evaluar riesgos asociados con terceros que manejan datos sensibles o acceden a los sistemas empresariales.
Recopilación de inteligencia competitiva ética:
Sin cruzar líneas legales o éticas, las empresas pueden utilizar HUMINT para entender tendencias de la industria y anticiparse a los movimientos de la competencia.


Así, la integración de HUMINT en estrategias de ciberseguridad representa una oportunidad para fortalecer la protección de activos digitales y humanos en un entorno cada vez más vulnerable; pero, implica retos relacionados con la confidencialidad y seguridad de las fuentes humanas, debiendo respetar los principios de transparencia, consentimiento informado y propósito legítimo en el tratamiento de datos.


Bibliografía:
Arreola García, A. (2019). Ciberseguridad: ¿Por qué es importante para todos?. Ciudad de México: Siglo XXI Editores.
Giant, N. (2018). Ciberseguridad para la i-generación: Usos y riesgos de las redes sociales y sus aplicaciones. Madrid: Narcea Ediciones.
Wilson, O. (2020). Intelligence Gathering: Front Line HUMINT Considerations (Hostile Environment Risk Management).

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