Economía

Moody’s inicia en revisión a la baja la calificación B3 de El Salvador

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La agencia Moody’s Investors Rating informó que puso en revisión a la baja la calificación B3 de El Salvador, esto teniendo como factores clave el alto riesgo de liquidez del gobierno debido a un gran aumento en el financiamiento bruto que requiere condiciones de financiamiento externo estrictas y una capacidad limitada para aumentar la dependencia del mercado interno.

La revisión para el período de baja de calificación se centrará en la medida en que las autoridades pueden asegurar fuentes de financiamiento para completar su programa de financiamiento de 2020 y cubrir las necesidades de financiamiento del próximo año. La revisión también evaluará el nivel de compromiso del Gobierno con la consolidación fiscal en 2021. El período de revisión también evaluará las perspectivas de sostenibilidad de la deuda de El Salvador.

Moody’s espera que el déficit fiscal de El Salvador alcance el 11% del PIB en 2020, superando la estimación anterior de la agencia calificadora de 8.5% en mayo. Esto se debe a que el Ejecutivo ha recurrido a más deuda para financiar programas de ayuda social como el fideicomiso de reconstrucción económica y de entrega de paquetes de alimentos, en actual investigación por indicios de corrupción.

La agencia considera que El Salvador debía implementar recorte en sus gastos públicos para financiar las medidas sociales; sin embargo, señala que aunque se encuentra en negociaciones con la Asamblea Legislativa para aprobar varios préstamos multilaterales, el Gobierno ya implementó una serie de medidas de gasto y no ha anunciado recortes significativos.

Aunque Moody’s actualmente espera que el déficit fiscal disminuya al 6.3% del PIB en 2021 y que el déficit primario también disminuya, el déficit fiscal seguirá siendo alto, casi el doble del tamaño de los déficits en El Salvador que típicamente registraron antes de la pandemia.

Moody’s estima actualmente los requisitos de financiamiento bruto del gobierno en 18% del PIB en 2020, frente al 7,9% del PIB que estimó a principios de marzo. El aumento está relacionado con el fuerte deterioro del saldo primario y el aumento de los pagos de intereses, el último de los cuales se debe en gran medida a la fuerte dependencia del Gobierno de la deuda interna a corto plazo. Para 2021, Moody’s espera que las necesidades de financiamiento bruto se mantengan altas en 17.3% del PIB, dada la alta amortización de la deuda como resultado de la continua dependencia de la deuda interna a corto plazo y el aumento de la carga de intereses, solo parcialmente mitigado por fallas primarias más estrechas.

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