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Mercados de capital y opciones no exploradas
Escrito Por: César Addario Soljancic, VP regional de EXOR LATAM para C. A. y el Caribe.
Al hablar de financiamiento, las empresas y entidades públicas ya tienen determinadas opciones en su top of mind, que van desde el factoraje en el nivel más micro, hasta los préstamos con banca multilateral. Es ampliamente conocido que, al igual que sucede con las inversiones, cuando hablamos de financiamiento tampoco es bueno poner todas las obligaciones en una sola bolsa. La diversificación permite nivelar condiciones y costos financieros, así como responder de manera eficaz a necesidades determinadas en distintos momentos del proyecto u operación.
En EXOR nos especializamos en analizar estas necesidades del cliente, presentes, pasadas y futuras, y con base en ello armar un traje a la medida que le calce mejor, pero que también le permita obtener plazos y tasas favorables. Nuestra experiencia abarca un amplio rango de proyectos públicos, privados, y público-privados, que por supuesto han requerido muchas veces de soluciones creativas y únicas, más allá de lo que normalmente se consideran opciones de financiamiento de primera mano.
En Centroamérica y el Caribe vemos un enorme potencial para desarrollar este tipo de opciones creativas y favorables, pues observamos que hay necesidades y características muy particulares, sobre todo después del impacto de la crisis por la pandemia del COVID-19. Las peculiaridades de cada nación, sus diferentes grados de sanidad fiscal y sus distintas perspectivas de crecimiento y desarrollo, hacen a los países centroamericanos casos particulares que requieren soluciones igualmente diferenciadas.
Dentro de cada país, además, los sectores de la economía tienen características propias, tamaños de mercado diversos, y composiciones distintas de las matrices de inversión. No se le aconseja lo mismo a un banco pequeño y privado que a uno nacional, que tiene una mayor participación de mercado. Tampoco se le aconsejará el mismo tipo de operación si lo que busca es ampliar su operación, o más bien obtener spreads interesantes captando capital a un interés bajo para poder colocarlo en los mercados donde opera.
En este sentido, los mismos mercados de capitales ofrecen una variedad de herramientas que, hasta hoy, Centroamérica ha aprovechado poco. Un ejemplo son las titularizaciones de activos, que incluso en El Salvador, donde existe una ley para ello, aún no alcanzan su potencial.
Pero así como existen soluciones locales interesantes, también es importante ver hacia fuera. La Bolsa de Valores estadounidense, por ejemplo, permite que empresas no domiciliadas en territorio norteamericano realicen emisiones en dicho mercado. Esto es posible bajo la 144 A de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés). Las emprezas pueden obtener así mejores plazos y tasas.
E insisto, la experiencia nos ha demostrado que es más eficaz evaluar varias opciones que casarse con una sola fuente de financiamiento, y esto aplica tanto para las entidades privadas y públicas, para diferentes propósitos y sectores, y para deudores y acreedores.
Factores como la madurez y tamaño de la operación, el nivel de endeudamiento, o si lo que se requiere es una reingeniería o reestructuración de activos, son elementos a tomar en cuenta a la hora de diseñar las soluciones. En nuestro caso, hemos tenido casos de éxito en Sudamérica, donde participamos en la construcción de mecanismos que permitieron convertir activos de difícil recuperación, en el capital inicial de proyectos de infraestructura.
Los gobiernos tienden a privilegiar, por otra parte, la contratación de deuda soberana vía emisión de bonos, así como la negociación de préstamos con organismos multilaterales o bancos de desarrollo, pero hay otro tipo de instrumentos específicos para proyectos determinados, como los vinculados con el agua o la sostenibilidad ambiental, que ofrecen condiciones preferenciales. Los gobiernos, también pueden optar por emisiones cuasisoberanas, que no alteran la relación de la deuda como proporción del Producto Interno Bruto (PIB).
Una forma de hacerlo es permitir que las empresas públicas emitan su propia deuda. Estas compañías estatales son generalmente rentables, autosostenibles, tiene sus propios flujos y su contabilidad, que les permite estructurar emisiones de deuda. Dependiendo del rubro, empresas públicas de generación de energías renovables son candidatas a emitir bonos verdes, con muchas mejores condiciones de los bonos tradicionales, y las entidades estatales que tienen que ver con el agua, pueden hacer lo propio con los bonos azules, que también premian la labor a favor de la sostenibilidad del recurso.
Los bonos verdes y azules están enmarcados dentro del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y a nivel mundial se han realizado ya varias emisiones exitosas de este tipo de instrumentos, en los que los inversores están dispuestos a demandar una tasa más baja al emisor, a cambio de que se trate de proyectos en favor de la conservación del medio ambiente.
En todo caso, como señalé al principio, hay que ver las características y necesidades de cada operación o proyecto, para poder determinar qué combinación de las herramientas ofrecidas por los mercados de capitales le sientan mejor a mis objetivos.