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La falsificación y piratería
Por: Mario Ernesto López, director de Analítika.
La marca es significativamente importante, permite a las empresas un posicionamiento sustentable, poderoso y acelerado. De ella depende en gran medida el éxito de sus productos o servicios. En la mayoría de empresas, se presupuesta para la gestión de marcas, el cual no es un proceso racional o estrictamente metodológico; es un ejercicio sutil, de mucha creatividad y en el que se invierten miles de dólares año con año.
La marca es un activo intangible que en muchos casos sobrepasa el valor de los activos tangibles, por lo tanto, necesita ser protegida.
Sin pretender entrar a un análisis social, hoy en día es más notable el consumo de marcas falsificadas y pirateadas, plagio de diseños, violaciones de propiedad intelectual e industrial, entre otros. Es una realidad que se aparece sola frente a nosotros, y coexiste en un alto porcentaje de hogares salvadoreños. En la economía familiar, se gasta mucho dinero en productos que no se necesitan, aún si se está en una condición de subsistencia, sobrevivencia, se busca comprar productos imitados y algunos no útiles. Cuando el consumidor no compra el original, entra en conflicto, porque desea estar a la altura de otros que pueden hacerlo.
Por otro lado, la falsificación y la piratería es un delito que se combate con muy bajo interés. Lo más complejo es que es una práctica con una interrelación dinámica en la sociedad y con multi componentes tales como “pobreza, insatisfacción, acumulación simple, consumo superfluo e ingenuo, entre otros”.
La compra de productos que violan los derechos de autor especialmente en artículos de consumo, se despliega tristemente, casi como un mandato social, en el que se define hasta el modo de vestirse, es decir, “se debe usar un producto de determinada marca para ser incluido en sus grupos de referencia”, por la coerción sutil y psicológica de la capa social a la que pertenece y la inmediata superior.
Obviamente no estoy haciendo conjeturas hipotéticas sobre la violación a la propiedad intelectual de una marca, debido a que he realizado investigaciones orientadas a entender y comprender las motivaciones de compra y sus causas inmediatas. Así como conocer medidas legislativas y no legislativas para combatir este delito. Es importante destacar, que su estructuralidad permite que ocurra en dimensiones locales, nacionales y regionales.
La realidad (falsificación y piratería) a la que se está expuesto, le exige al empresario comprender la problemática a la misma velocidad de su avance, implica problematizar, hacer abstracciones, delimitaciones, cuestionar y replantear las formas de combatirle legalmente.
La Investigación de Mercados toma protagonismo, debido a que brinda una multiplicidad de abordajes que permiten entender esa problemática, hace visible esa práctica, difunde los canales de venta y valida si existe o no comercialización, tipos de productos falsificados, frecuencia de compra, gasto, similitudes de empaque, entre otros.
Existen al menos 10 categorías a los que se les ha violentado con mayor frecuencia su propiedad intelectual en la región, siendo estos: ropa, zapatos, juguetes, medicinas, perfumes, CD/DVD/cargadores/audífonos; relojes, carteras, lentes, alimentos, pero son muchas más categorías, el alcance es más amplio.
Las causas principales que motivan el consumo se pueden resumir en dos, “lo social” (lo que piensan del individuo sus círculos cercanos) y “lo económico” (bajo precio, precios prohibitivos), bajo otra perspectiva, nos permite agruparle en motivaciones de naturaleza psicológica, hedónica, utilitarista, emocional, etc…