Economía
La economía salvadoreña decreció un 7.9 % por el COVID-19
El Salvador ocupó el décimo lugar con la cuarentena por COVID-19 más larga en el mundo, lo que en parte ocasionó que la economía tuviera un decrecimiento del -7.9 % en 2020, dijo la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), en el informe “Impacto del COVID-19 en los sectores económicos en 2020 y perspectivas de recuperación para 2021”.
La mayor parte de las actividades de la economía sufrieron una contracción alta, dijo la entidad, y todavía experimentaron un arranque de 2021 afectados por el fuerte aumento de contagios y el clima de las elecciones de diputados y alcaldes que deprimieron la demanda interna.
“La larga cuarentena provocó que los sectores clasificados como no esenciales experimentaran la más profunda contracción en las últimas décadas”, señala el documento. Estos sectores representaron el 54 % del Producto Interno Bruto (PIB), y las
contracciones se observaron en un rango desde -7.5 % en comercio y reparación de vehículos, hasta -43.3 % en actividades artísticas, entretenimiento y recreativas.
En cambio, los sectores esenciales que sí trabajaron en la cuarentena, la caída fue más leve, como en el caso del rubro agropecuario, con -2.6 %, hasta tasas positivas como
Electricidad, con 5.4 %. Se destaca que cinco sectores esenciales registraron tasas positivas en el 2020, los que significaron el 20.7 % del PIB.
El consumo privado se desplomó, tuvo una baja del -11.1 %, equivalente a una caída de US$2,486 millones; en cambio, el consumo del sector público aumentó en 9.4 %, equivalente a US$410 millones, que solo representó el 16 % de la caída del privado. “Con estas magnitudes, es importante observar que la cuarentena afectó sustancialmente la capacidad de compra de los hogares, y que la política fiscal contracíclica tuvo un
efecto limitado, aunque las finanzas públicas quedaron con la mayor deuda de la historia, y con la imperiosa necesidad de un ajuste fiscal”, comentó FUSADES.
Contrario al comportamiento del consumo, la inversión pública se contrajo a una mayor velocidad (-22.9 %) que la inversión privada (-7.6 %). La inversión pública retrocedió a niveles de 2015, mientras que la privada volvió a las cifras de 2018.
Si bien la cuarentena afectó a la construcción por ser sector no esencial, esto provocó que todas las obras se congelaran, salvo algunas del gobierno como el Hospital El Salvador, y que otras se frenaran por falta de recursos o acuerdos como las de FOMILENIO II. En el caso del sector privado, muchas obras se detuvieron aún con la apertura, ya que alteró las expectativas de demanda, y la confrontación entre poderes de Estado generaba incertidumbre adicional.
“Recuperar la inversión estará atado a la mejora de la certidumbre y la manutención de las reglas del juego, una alteración de la institucionalidad y congelará las inversiones en proceso, y las extranjeras se instalarán en otro país de Centroamérica”, advirtió FUSADES.
Las exportaciones totales, con una profunda caída del -21.2 % en 2020, vieron su mayor contracción en el sector de servicios, con el -34.1 %. El sector servicios está más afectado por el distanciamiento social y el contagio del COVID-19, ya que las personas han pospuesto viajar por temor a contagiarse, lo cual afecta a los sectores de transporte, viajes y aeromantenimiento.
Para 2021 la recuperación de los sectores productivos será a diferentes velocidades, destacando aquellas actividades que son exportadoras se expandirán más debido a la mayor demanda mundial. Los sectores que venden al mercado interno, tendrán una recuperación muy moderada, ya que la demanda interna seguirá perjudicada, aunque favorecida por las remesas.
Hay sectores que demandan interacción social, estos mostrarán una menor velocidad si exportan. El turismo, se recuperará al final del año en función de la vacunación, y aquellas actividades que dependen de la demanda interna y que requieren interacción social, su recuperación será posterior, en la medida que la vacunación local avance.
Finalmente, el informe destaca que el COVID-19 afectó más a las pequeñas y medianas empresas en menores ventas y aumentó la mora con proveedores y bancos. En el ámbito empresarial, las encuestas del Banco Mundial develan que, a pesar de la apertura, la mora y el retraso de pagos sigue aumentando en más empresas, debido a la baja demanda que no logra compensar, todavía, las severas pérdidas de la cuarentena.