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El PIB no es el denominador adecuado para un país como El Salvador

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ISEADE-FEPADE junto a la ESEN realizaron el 2º Foro económico “Análisis de la realidad económica de El Salvador y su impacto con el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN) actualizado”. El objetivo de dicho foro fue profundizar el análisis de la situación económica del país y cómo este se mira afectado por la modernización del SCN.

 

El tema de “Implicaciones del nuevo Sistema de Cuentas Nacionales (SCN) para el diagnóstico de la economía salvadoreña”, fue impartido por Carlos Acevedo Flores, asesor de políticas públicas de Fomilenio II y expresidente del Banco Central de Reserva.

Para el especialista, entre los principales hallazgos que encontró del nuevo Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), es que el PIB nominal es un 11% más bajo (estaba sobreestimado en 12% para 2016). La economía es más pequeña de lo que creíamos, la estaban midiendo mal (por temas metodológicos).

El patrón de crecimiento es diferente:

Viejo SCN: economía creció 3% durante 1990-2017.

Nuevo SCN: economía creció 2.52 en ese periodo.

Cambio de la estructura productiva entre 1990 y 2017. Aumento del peso de los servicios y pérdida relativa de agricultura de agricultura e industria.

 

 

En 1990, según SCN viejo: agricultura aportaba17.2% el valor agregado del PIB; industria, 21.8%; y servicios, 61%.

En 2017, según el nuevo SCN: agricultura aporta 6.4% del valor agregado del PIB; industria, 17.9%; y servicios, 75.7%.

El nuevo SCN arroja el panorama de un país menos consumista y más inversor. Consumimos más de lo que producimos, pero de acuerdo al nuevo SCN, el consumo agregado es más bajo para 2005-2014, con excepción de 2009, y un poco más alto para 2015-2016. El consumo privado es más bajo para todo el mismo periodo, mientras que el consumo público fue más alto durante esos años.

 

 

 

El perfil de inversión mejora. La inversión total es más alta con respecto al nuevo PIB para todos los años.

La inversión privada es también más alta para todos los años, sobre todo desde 2007. Mientras que la inversión pública es más alta unos años y más baja otros (sobre todo 2010 y 2011).

Otro de los hallazgos es que El déficit externo (balanza de bienes y servicios) empeora, con respecto al nuevo PIB. Las exportaciones aumentan la mayoría de años, sobre todo desde 2009, y de manera más marcada en 2012-2016.  Las importaciones aumentan todos los años, y más marcadamente en 2012-2016.  El déficit de la balanza de bienes y servicios aumenta todos los años.

El PIB también  se calcula por la vía del ingreso. Producto total = Gasto total = Ingreso total.

Los asalariados reciben el 38% de los ingresos. El excedente de explotación bruto (renta del capital) representa el 39%, y el ingreso mixto bruto representa el 13%. El Estado recibe el 10% como impuestos (no coincide con la carga tributaria).

Los ratios de cualquier indicador con respecto al PIB, aumentan:

Deuda pública sube de 65.5% a 73.4% del PIB para 2016 (a 74.1% para 2017). La carga tributaria sube de 15.5% a 17.4% del PIB en 2016 (17.8% en 2017). Esto no significa que el país esté más endeudado o que pague más impuestos. También que la deuda pública o la carga tributaria en millones de dólares no cambian; lo que cambia es su proporción con respecto al PIB.  Desde luego, esto tiene efectos “políticos”, aseveró el experto.

 

El especialista manifestó que el PIB no es el denominador adecuado para un país como El Salvador, ya que el PIB no es el indicador más fidedigno del ingreso agregado.  Un mejor indicador es el Ingreso Nacional Bruto Disponible (INBD), que incluye remesas.

PNB = PIB + ingreso neto por factores del exterior = $24,805.4 mil. – $1448.3 mill.= $23,357.1 mill. • INBD = PNB + transferencias corrientes externas netas = $23,357.1 mill. + $5,092.2 mill. = $28,449.3 mill.

El INBD debería ser el denominador, manifiesta el expresidente el BCR.  Por tanto, todas las ratios que tienen como denominador el PIB, deberían tener el INBD como denominador. – El FMI ya ha empezado a ajustar sus análisis de sostenibilidad de la deuda (Debt Sustainability Analysis, DSA) para países que reciben fuertes flujos de remesas (Bosnia y Herzegovina, Líbano, Vietnam, Kiribati, Nepal, Etiopía, etc.).

Al utilizar el el INBD del nuevo SCN, las ratios casi no cambian con respecto a usar el viejo PIB.

Otro tema fue la “Coyuntura económica y retos de política para El Salvador en 2018”, habló sobre ello, Manuel Sánchez Masferrer, director nacional del Centro para el Progreso Social de la Fundación Poma y la ESEN y director del Global Entrepreneurship Monitor (GEM).

En su exposición habló sobre el entorno macroeconómico global, que tuvo un crecimiento global estable al final de 2017. Y se prevé que las economías desarrolladas crecerán en forma moderada. Que de los años 2018-2020 estarán marcados por un aumento gradual del costo del dinero.

 

 

El experto enfatizó que se espera que los commodities sigan subiendo en un escenario más volátil causado por la incertidumbre política. También se prevé que el dólar estará fuerte por la contracción monetaria en los Estados Unidos. Que habrá una política monetaria más ajustada esto provocará un alza en las tasas de interés.

De acuerdo al entorno macroeconómico regional, el especialista dijo que América comienza a recuperarse, sujeto a la fragilidad fiscal de Brasil y Argentina, y el ajuste en Colombia y México. Centroamérica sigue teniendo un crecimiento robusto y persistente con el mejor desempeño en el Triángulo Sur.

La situación del Triángulo Norte no se ve favorable. El Salvador con problemas de sostenibilidad fiscal, inseguridad y estancamiento permanente en el crecimiento económico; Guatemala con inestabilidad política. Los 3 países enfrentan riesgos de política migratoria de Estados Unidos.

El comercio mundial creció 3.8% ayudado por un desempeño de la economía de China. Este año se prevé un crecimiento del 3.2% aunque los prospectos de guerra comerciales pueden afectar este panorama.

 

El contexto macroeconómico en El Salvador

La tendencia de crecimiento económico refleja baja inversión e innovación. Es un crecimiento limitado en términos del potencial de mejora de la calidad de vida.

Sobre el financiamiento público, el especialista habló sobre el default con la deuda de pensiones que se vivió en abril de 2017 que a pesar de que se resolvió con reordenación presupuestaria, pero se volvió a tener la amenaza de otro default en octubre. La reforma de pensiones evitó futuras amenazas.

El EMBI para El Salvador está en 3.72 (11/4/18), que es un valor significativamente más bajo que el 6.11 alcanzado en abril 2017.

 

 

 

Sobre la reforma de pensiones, el experto dijo que fue motivada por la necesidad de liquidez, sin enfrentar los problemas fundamentales del sistema (insuficiencia, baja cobertura, inequidad).

El Salvador muestra una mejora en los indicadores fiscales, sus indicadores de riesgo país se han reducido, aunque siguen estando entre los más altos de la región.

 

 

 

Entre los riesgos de este 2018-2020 están la caída de las remesas consecuencias de la cancelación del TPS, violencia y pérdida de control territorial, ingobernabilidad por falta de consensos mínimo.

Las perspectivas son renegociación de acuerdos comerciales, necesidades de financiamiento para pagar eurobonos, entorno político internacional menos favorable.

 

 

 

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