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El efecto Fintech: Lecciones para la banca tradicional y sus abogados – Especial Banca Salvadoreña

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Por: Marta Mena, gerente legal del Banco Atlántida. 

Muchas de las opiniones alrededor de las Fintech y la Banca tradicional están planteadas en términos de warning flags para la banca. Los expertos auguran un “Momento Kodak” en el mercado bancario tradicional; su posible extinción o sensible reducción, ante la evolución de actores cuyo crecimiento está garantizado por la tecnología. No obstante, consideramos esta lectura de la coyuntura actual de las Fintech, deja de lado la principal lección para el negocio bancario tradicional.

El “Momento Kodak” hace referencia al declive de la gigante de los negocios de fotografía, atribuido a la tecnología voraz que sustituyó las fotografías físicas por las digitales. Sin embargo, como apunta Alex Jiménez en su artículo “Is The Banking Industry Experiencing Its Own ‘Kodak Moment’?”, el problema de Kodak no fue la tecnología, per se; de hecho, Kodak creó las primeras cámaras digitales. Kodak erró en su estrategia, no comprendió ni anticipó la velocidad del cambio de preferencias de sus clientes.

Para alivio momentáneo del negocio bancario, la naturaleza misma de la industria ha logrado hasta ahora sustraerla de las preferencias del cliente. Es decir, la formalidad de la industria es una especie de “mal necesario” casi asimilado culturalmente, sin mencionar en lo difícil que resulta pensar en un sustituto perfecto de la intermediación financiera en la economía.

En ese sentido, no es tan cierto que estemos ante un “Momento Kodak de la Banca”, en que la tecnología desplace completamente a la misma. Sin embargo, sí hay lecciones que la Banca debe aprender de Kodak, desde un punto de vista estratégico.

Hoy en día, las Fintech han provocado que la industria bancaria deje de cuestionarse la inversión en tecnología. Este hecho se da ya por sentado en los presupuestos anuales de casi todos los bancos. La cuestión, no obstante, sigue siendo mal planteada: no se trata de invertir o no, si no en “¿por qué invertir en tecnología?”.

Según el Global Fintech Report 2018, elaborado por Capgemini, LinkedIn y Efma, “las Fintech más exitosas se han enfocado en funciones o segmentos específicos con altos niveles de fricción o aquellos que son insuficientemente atendidos por las instituciones financieras tradicionales […] las tecnologías emergentes altamente apalancadas en Fintech han creado un cambio de paradigma hacia la experiencia del cliente, eliminando múltiples puntos de dolor alrededor del ciclo de vida del cliente”.

En este contexto, no es casualidad que la participación de las Fintech se evidencie en aspectos que el negocio bancario ha descuidado. Según el informe “Fintech América Latina 2018: Crecimiento y Consolidación” publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo, entre 2017 y 2018, el número de emprendimientos Fintech en América Latina incrementó de 703 a 1,166, siendo los segmentos de mayor relevancia: pagos y remesas (24.4%), préstamos (17.8%) y gestión de finanzas empresariales (15.5%).

Según el informe, la preponderancia de estos tres segmentos (que juntos representan el 57.7%), responde a la exclusión financiera; involuntaria para aquellos que son ignorados por la banca tradicional, y voluntaria, para aquellos insatisfechos con las soluciones tradicionales.

Consecuentemente, los datos afirman que en el negocio bancario el nicho de las Fintech es el nicho de los excluidos. Por lo tanto, la respuesta que las Fintech dan a “¿por qué invertir en tecnología?” es “para alcanzar el cliente excluido”.

Esta respuesta debe tener implicaciones para la banca que trasciendan a la necesidad de invertir en tecnología y el propósito de esa inversión. La comprensión de las necesidades del cliente debe estar presente no solo en aquellos ámbitos en que la tecnología puede apalancar una mejor experiencia para el mismo, sino en aquellos en que, sin tecnología, ya se puede brindar una experiencia agradable al cliente.

Bajo esta perspectiva, los abogados bancarios no podemos ser ajenos a las lecciones que las Fintech dan a las áreas de negocios de nuestros bancos. En esta nueva era de la industria financiera, los departamentos legales de los bancos debemos responder con propuestas que desafíen las formas tradicionales, desmitificando nuestra labor de aquello que la ha “mal-caracterizado” como necesariamente formalista.

Lo anterior exige un esfuerzo de creatividad que combine la seguridad del cumplimiento regulatorio con simpleza y transparencia. Esto pasa por refrescar conocimientos de la legislación sustantiva y jurisprudencia a fin de superar los usos de manera diferente, simplificar el lenguaje contractual; eliminar las “letras pequeñas” y la transparencia de los “términos y condiciones”. Generar criterios jurídicos flexibles que superen las cargas de las tradiciones y la paranoica necesidad de respaldo explícito.

La lección de las Fintech es comprender que la experiencia del cliente es el valor agregado de todo negocio en el que la tecnología juega un rol de apalancamiento, un rol de medio, no de fin. Y ese fin puede y debe ser alcanzado desde todos los ángulos de atención del cliente, inclusive el jurídico.

 

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