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Desafíos económicos para el nuevo Gobierno de Guatemala

El nuevo gobierno de Guatemala enfrenta la tarea de impulsar reformas y mantener la estabilidad macroeconómica. El gobierno de Bernardo Arévalo debe abordar la gobernabilidad, la política fiscal conservadora, y el manejo eficiente de la deuda, mientras promueve el crecimiento económico y la inversión social.

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Guatemala, una de las economías más estables de Centroamérica, estrenó gobierno a principios de 2024. César Addario Soljancic, VP de EXOR Estructuradores Financieros, analiza los retos y oportunidades que definirán el rumbo económico de Guatemala en esta nueva etapa. Las cifras oficiales del Banco de Guatemala (Banguat) apuntan a que este año el crecimiento económico rondará el 3.5 %, y que la inflación será del 4 %.

La agencia calificadora de riesgos Fitch dejó sin cambios una ‘BB’ con una perspectiva estable para dicho país, que aún refleja un elevado riesgo de incumplimiento en relación con otros emisores u obligaciones en el mismo país o unión monetaria. El nuevo gobierno de Bernardo Arevalo, iniciado el 15 de enero de 2024 tras una elección general marcada por tensiones, se enfrenta a desafíos de gobernabilidad en un contexto de percepción pública de corrupción alta.

La estabilidad macroeconómica y políticas fiscales conservadoras aplicadas en Guatemala han hecho que se mantengan bajos niveles de endeudamiento gubernamental y que la liquidez externa sea robusta. Sin embargo, la baja relación entre los ingresos y Producto Interno Bruto (PIB) limita la flexibilidad fiscal, mientras que indicadores de gobernanza y desarrollo humano se han deteriorado. Además, el estancamiento político limita la capacidad del país para abordar estas debilidades.

Addario Soljancic destaca avances como la reducción del déficit fiscal del gobierno central, que cayó a un 1.3% del PIB en 2023, tras haber alcanzado un 1.7% en 2022. Sin embargo, el presupuesto para 2024, suspendido por irregularidades procesales, presenta retos para la administración de Arévalo, quien busca incrementar el gasto social y la inversión pública, financiados en parte por mejoras administrativas en la recaudación de impuestos.

«Las políticas fiscales conservadoras y las estrategias para combatir la evasión fiscal han dotado a Guatemala de herramientas que le permiten sostener el crecimiento económico y estar en una mejor posición para abordar sus desafíos sociales», comentó el VP de EXOR Estructuradores Financieros. “Mantener estos pilares, mientras se impulsa un mayor crecimiento, es uno de los principales retos del nuevo gobierno”, agregó.

Crecimiento y sector externo

Guatemala se ha apoyado en deuda externa para cubrir sus necesidades financieras, lo que señala un cambio respecto al pasado. Fitch proyecta que, en 2024, el déficit será financiado a través de deuda doméstica y multilateral, así como emisiones de Eurobonos, aunque las fuentes de fondeo podrían variar dependiendo de las tasas relativas y las aprobaciones del Congreso.

El crecimiento económico sólido de Guatemala continuó en 2023, con un PIB real que creció 3.3%, impulsado por el dinamismo en el crecimiento del crédito y las remesas al sector privado. Para 2024, se espera que se mantenga un ritmo similar.

«El crecimiento económico de Guatemala y su resiliencia frente a los desafíos son notables, pero es crucial que el nuevo gobierno enfrente los obstáculos estructurales y promueva reformas para asegurar un futuro más sólido», comentó Addario Soljancic.

Guatemala, al igual que otros países centroamericanos, tiene un fuerte flujo de divisas a través de las remesas familiares que envían a los guatemaltecos residentes en el exterior. El Banguat prevé que para 2024 estas se acerquen a los US$22,000 millones. Además, para el cierre del año proyectan que la Inversión Extranjera Directa (IED) supere los US$1,700 millones, al tiempo que las exportaciones podrían crecer hasta un 7 %

Retos económicos clave

Gobernabilidad y reformas: Afrontar los desafíos de gobernabilidad en un contexto marcado por altos niveles de percepción de corrupción y un Congreso con dinámicas complejas y fluidas.

Política fiscal conservadora: Mantener políticas fiscales conservadoras sin sacrificar la necesidad de aumentar el gasto social y la inversión pública para impulsar el desarrollo.

Mejora de la recaudación fiscal: Incrementar los ingresos fiscales mediante la lucha contra la evasión y el mejoramiento de los controles aduaneros y la facturación digital.

Manejo de la deuda: Administrar eficientemente la deuda externa y doméstica, equilibrando las fuentes de financiamiento en un escenario de bloqueo legislativo que retrasa los desembolsos multilaterales.

Crecimiento económico: Promover un crecimiento económico robusto y sostenible, apoyando sectores clave como la salud, la construcción, y el turismo, y aprovechando tendencias globales como el nearshoring.

Estabilidad monetaria: Gestionar la política monetaria para mantener la inflación bajo control, en un entorno de presiones inflacionarias globales.

Seguridad y desempleo: Abordar la inseguridad y la violencia, que afectan tanto el clima de inversión como la calidad de vida de los ciudadanos, y buscar soluciones al desempleo y subempleo.

Infraestructura y educación: Invertir en infraestructura crítica y educación para mejorar la competitividad del país y preparar a la fuerza laboral para los desafíos del futuro.

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