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Derecho y tecnología: Un breve recuento del legaltech

Mientras garantías como el derecho de respuesta algorítmica vaya permeando en las regulaciones de cada país, será difícil sustituir a un abogado, no obstante, es importante considerar que, en la medida en que desconocemos esta tecnología, seremos menos competentes en un mundo laboral cada vez más complejo y cambiante.

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Escrito por: Mario Adalberto Vides | Especialista en Derecho de Nuevas Tecnologías

Aquellos que hemos tenido la fortuna de estudiar la apasionante carrera de Ciencias Jurídicas, hemos sido formados bajo la idea de que el derecho está relacionado con todos los aspectos de la vida en sociedad, sin embargo, durante mucho tiempo parecía que había un aspecto con el cual las ciencias jurídicas no se relacionaban mucho: la tecnología. Esta percepción era, hasta cierto punto, comprensible, dado que la tecnología está más ligada a las ciencias exactas y el derecho a las ciencias humanistas, situándose en espectros opuestos del conocimiento, no obstante, esta idea pasaba por alto el hecho de que, a lo largo de la historia, ambos campos se han complementado, esto se evidenció con el advenimiento de la era digital, cuando se hicieron evidentes todas las implicaciones jurídicas derivadas de los cambios tecnológicos y la digitalización de procesos y servicios.

Aclarando conceptos. El término LegalTech surgió en 2015, surge como una abreviatura de “Legal Technology”, a grandes rasgos se refiere a la incorporación o utilización de tecnología para innovar o mejorar los servicios legales y la práctica jurídica. 

Un poco de historia. La aplicación sistemática de la tecnología a la práctica jurídica fue planteada por la academia desde el siglo pasado, en particular, se destaca la obra “Jurimetrics: The Next Step Forward” (1949) del jurista estadounidense Lee Loevinger, en esta obra, el autor propone la creación del concepto de “jurimetría”, una disciplina que aplica métodos cuantitativos y técnicas estadísticas al estudio del derecho. 

Loevinger sugiere el uso de la tecnología principalmente para la investigación, recopilación y procesamiento de precedentes judiciales con el objetivo de prever decisiones jurídicas. Esta obra sentó las bases para que otros juristas profundizarán en el tema, con el tiempo, el concepto evolucionó a «Computer and Law» y, en las décadas de 1970 y 1980, derivó al término «Informática Jurídica».

Con el avance de los microprocesadores en los años ochenta y la proliferación de computadoras más potentes y accesibles, capaces de procesar grandes volúmenes de información, se hicieron más evidentes las posibilidades que ofrecía la Informática Jurídica, especialmente en áreas como la documental, la de gestión y la decisional. No obstante, su importancia indiscutible se consolidó con el advenimiento del siglo XXI, cuando la revolución tecnológica impulsada por la expansión de Internet y el “big data” transformó la sociedad, bajo este contexto en la segunda década de este siglo surge el término legaltech. 

En la actualidad.  Dentro de la academia no existe un verdadero consenso sobre la definición de LegalTech, incluso algunos autores prefieren utilizar denominaciones como “Law Tech”, “Legal IT”, “Legal Informatics”, entre otros, en cualquier caso, todos estos términos hacen alusión a la incorporación o utilización de tecnología en los servicios legales y la práctica jurídica, ya sea para innovarlos o para optimizarlos, esto en sí mismo representa un mundo de posibilidades, desde la utilización de la nube para almacenar o respaldar información, pasando por soluciones de ciberseguridad aplicadas a la oficina jurídica, aplicaciones de gestión de despachos legales, “marketplaces” legales, hasta plataformas ODR (resolución de disputas en línea) o plataformas de automatización de documentos.

Replanteando conceptos. La oficina jurídica ha sido un tema recurrente en el mundo LegalTech. Antes de la pandemia por Covid-19, ya existía un debate sobre la digitalización de los despachos jurídicos, tanto privados como de las administraciones de justicia, y muchos sistemas judiciales ya estaban en pleno proceso de digitalización, con aplicaciones web que permitían a los litigantes presentar escritos, consultar expedientes y recibir notificaciones. Ejemplos de este avance se encuentran en Chile, Argentina y Brasil. 

La sede judicial electrónica. La transformación digital de los sistemas judiciales centra mucha de su atención en la sede judicial, particularmente en la actividad administrativa relacionada con la tramitación de causas en los diversos juzgados, esto trae consigo múltiples implicaciones tales como el cambio de paradigma del documento de papel al documento electrónico, la implementación de firmas electrónicas, los retos de la gestión documental electrónica de los expedientes, las medidas de ciberseguridad que se deben de implementar para garantizar la integridad de la información, las medidas de interoperabilidad con otras plataformas, el desarrollo de aplicaciones para la gestión de la propia sede judicial, la protección de los datos personales en poder de cada tribunal, entre otras.

Deconstruyendo el despacho legal. El libre ejercicio de la abogacía ha sido, sin duda, el que más ha incorporado la tecnología en la práctica jurídica, lo que ha llevado a que muchas soluciones LegalTech se enfoquen en este ámbito.

En la actualidad, es fácil encontrar software para la gestión de despachos legales, muchos de los cuales se promocionan como soluciones «todo en uno». Estas herramientas abarcan la gestión documental de expedientes, la consulta en línea de estos, la indexación de casos, la trazabilidad, la actualización del estado de las causas, la integración con la nube e incluso la facturación electrónica, lo que facilita la gestión documental y el flujo de trabajo en la oficina. Ejemplos de estas soluciones incluyen Parallel Profiles y Legisway.

Además, aplicaciones como Sttok, Contractflow y Namirial Certified Communication pueden complementar la digitalización del despacho. Estas herramientas están diseñadas para propósitos específicos como la gestión electrónica de libros societarios y juntas de accionistas, la automatización de procesos para la revisión y firma de contratos, y la incorporación de comunicaciones certificadas en los flujos de trabajo.  

El legaltech no solo ha transformado la organización de los despachos legales, sino también la forma de promocionarlos y la digitalización de algunos servicios legales. Marketplaces jurídicos como «Mi Guía Legal» o «Abogados SV» actúan como auténticos directorios de profesionales del derecho y despachos legales que ofrecen sus servicios en línea. Estos servicios se complementan con las páginas web de estos profesionales y sus perfiles en redes sociales para promocionar sus servicios. Plataformas de formación para abogados como «Abogados Red» o «Administrative Law Center» son ejemplos de cómo los servicios legales y la formación profesional han evolucionado en nuestro país.

La irrupción de la IA. La irrupción de las IA generativas como ChatGPT, Claude y Gemeni ha generado cambios sustanciales en muchos campos de la sociedad, y las ciencias jurídicas no son la excepción. Estas IA se basan en los denominados modelos de lenguaje grande (LLM, por sus siglas en inglés), como GPT, BERT, LaMDA y LLAMA. Estos modelos son entrenados con enormes conjuntos de datos (datasets), lo que les permite realizar una variedad de tareas, desde traducción, resumen y generación de texto hasta el reconocimiento y generación de audio, imágenes y video.

Esta innovación ha traído consigo tanto retos como oportunidades para el sector legal. En la práctica, estos modelos de lenguaje pueden dar lugar a la creación de IA especializadas, las cuales podrían ser entrenadas con criterios jurisprudenciales que les permitan indexar, analizar o resumir los argumentos y fallos de los distintos tribunales, sin duda, esto ahorraría horas de investigación tanto para los abogados litigantes como para el personal de las sedes judiciales. Esta idea podría replicarse en IA destinadas a la automatización de contratos, de tal forma que el abogado pueda centrarse en los aspectos claves de los mismos y descargar las cláusulas más comunes en la IA.

Los casos expuestos anteriormente son los más comunes que probablemente puedan surgir, sin embargo, representan solo una pequeña muestra de la amplia variedad de aplicaciones que esta tecnología puede tener. En cualquier caso, no debemos perder de vista que esta es una herramienta que puede coadyuvar en la labor del abogado, pero no lo sustituirá. Mientras garantías como el derecho de respuesta algorítmica vaya permeando en las regulaciones de cada país, será difícil sustituir a un abogado, no obstante, es importante considerar que, en la medida en que desconocemos esta tecnología, seremos menos competentes en un mundo laboral cada vez más complejo y cambiante.

Consideraciones finales. El avance de la tecnología y su integración en el ámbito jurídico es innegable y presenta tanto desafíos como oportunidades. La digitalización de los despachos legales, la implementación de sedes judiciales electrónicas y la irrupción de la inteligencia artificial son solo algunas de las manifestaciones de este cambio. las IA generativas están demostrando un gran potencial para transformar la práctica jurídica, proporcionando herramientas que pueden mejorar la eficiencia y la precisión en la investigación y la gestión de los casos. La combinación de conocimientos jurídicos tradicionales y habilidades tecnológicas se están convirtiendo en factores claves para que los profesionales del derecho puedan afrontar los retos futuros, capacitación y adaptación serán esenciales para mantenerse competitivo. 

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