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COVID-19: una crisis socioeconómica devastadora

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Claudio M. de Rosa, economista e investigador asociado de la Universidad Francisco Gavidia.

El mundo vive una creciente crisis económica a causa del Covid-19, y hay un consenso general que esta tendrá un grave impacto socioeconómico devastador, especialmente en los países emergentes. Las proyecciones muestran que por ahora, la situación es cada vez más desfavorable.

A inicio de marzo, Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo que “Estamos en una recesión igual o peor que la de 2009”, luego expresó “Es mucho peor que la crisis financiera mundial”; y más tarde aseveró que “El crecimiento global se volverá bruscamente negativo en 2020”
y anticipó que tendría “las peores consecuencias económicas desde la Gran Depresión ”.

Para Henry Kissinger (exsecretario de EUA), “La pandemia de Coronavirus alterará el orden mundial para siempre” y recalcó que los países tendrán que implementar políticas sociales y económicas para que el accionar del Estado responda efectivamente a las necesidades de la gente, de lo contrario, pondrán en riesgo muchos sistemas democráticos.

La situación en Estados Unidos de América (EUA) también es difícil. James Bullard, presidente de la Reserva Federal de St. Louis, dijo que la economía estadounidense sentirá un fuerte “shock”, y estimó el desempleo llegaría al 30% (unos 44 millones de desempleados), mucho más que durante la Gran Depresión.Fue muy acertado: las solicitudes de desempleo se dispararon en las 4 semanas al 13 de abril, y totalizaron 21.8 millones de nuevos reclamos, lo cual elevó la tasa de desempleo de 3.5% en febrero a 4.5% en marzo.

La tasa de desempleo en EUA es muy importante para El Salvador, porque si ella aumenta, caen las remesas familiares. Durante la “Gran Recesión” de 2009, las remesas enviadas cayeron 9.5%. Ahora, en solo marzo cayeron 10.7%, y se estima que podrían caer 10.0% en el año (-9.5% en 2009), una reducción de $565 millones. Recordemos que por la crisis del 2009, en El Salvador se perdieron 42,374 empleos del sector privado en 1½ año y tomó 4 años recuperarlos (junio/2012). Para 2020, se estima una posible pérdida entre 95 mil y 110 mil empleos. Así, menos remesan y menos empleo causarán un grave deterioro social.

Según la OMS y el FMI, para proteger la salud pública es necesario revitalizar la economía, para “llevar a las personas devuelta a sus trabajos”, lo que significa que estas dos funciones “van de la mano”.
Según estudio de la Universidad de Yale (abril/2020), en los países pobres, el distanciamiento social “podría tener efectos adversos, poniendo en riesgo más vidas de las que salvan”.

El dilema: protegerse “ante el virus y, al mismo tiempo, sobrevivir ante la crisis económica”. Y apunta que “los beneficios… de estas políticas también pueden cobrar un alto precio en los más pobres y vulnerables”, porque “Los trabajadores del sector informal carecen de los recursos y las protecciones sociales para aislarse de los demás y sacrificar las oportunidades económicas hasta que el virus pase”. Por tanto, concluye, limitar su capacidad de ganarse la vida “puede conducir a un aumento del hambre, las privaciones y la mortalidad y la morbilidad relacionadas en los países pobres”.

En efecto, en El Salvador por la crisis, la pobreza aumentaría entre 4.5 y 5.5 puntos, golpeando al 30% de los hogares, lo que equivale a sumir en esta situación entre 100 y 110 mil hogares. Lo que significaría que entre 350 a 390 mil personas pasarían a vivir en pobreza. Este número es algo mayor a lo que sucedió tras la crisis
de 2009, que fue menor que la que se vive actualmente.

Ante esta grave amenaza socioeconómica que enfrentará El Salvador, el Gobierno de la República debería implementar conjugadamente políticas de índole macroeconómica y macrosocial. La macroeconómica es, primero, para recuperar la actividad económica, y luego, estimular su crecimiento. Por ahora, según el FMI, El Salvador experimentaría una caída de su actividad económica de -5.4%, la mayor contracción entre los países del
área del SICA, donde sólo está peor Nicaragua.

La creación de los fundamentos macrosociales será de importancia estratégica para aumentar y utilizar eficientemente los recursos para fortalecer los sistemas de Salud, mejorar la educación en todos sus niveles y, conjugadamente, cuidar la salud de la economía. Esto es clave, porque en economía no hay almuerzo gratis, al final alguien paga la cuenta. Si mejoramos los servicios en estos dos sectores sociales clave, así como de otros servicios sociales, tras el Covid-19, como país, podremos evitar que se profundicen la desigualdad y la exclusión social que ya habían comenzado a amenazar a muchas democracias en la región.

No hay una solución escrita, solo recomendaciones, por lo que se debe ser muy racional para preparar un Plan de País. Es tiempo de romper barreras ideológicas, conceptuales y sectoriales, es de integrar talentos, pensar y buscar soluciones disruptivas, fuera de la caja, ser coherente, y con los pies en la tierra. Es un camino sencillo, pero que requiere voluntad, unidad y armonía sociopolítica para sacar adelante y recuperar de la crisis a El Salvador entre los años 2021 y 2023.

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