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El Covid-19: entre la sociedad del riesgo y las ciencias
Es necesario invertir en la ciencia ante las posibilidades reales de que las sociedades generen más riesgos relacionados con virus y pandemias de manera cada vez más recurrente y constante
Walter Alonso Iraheta, investigador social del Observatorio de Políticas Públicas de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Francisco Gavidia.
Durante la pandemia del COVID-19, la sociedad globalizada ha demostrado el cómo se democratizan o reparten los riesgos globales. La repartición de los riesgos es cada vez más “democrática”, y ha sido capaz de afectar a todas las clases sociales. Las sociedades modernas se caracterizan, tal como argumentó Ulrich Beck, no solo por repartir desigualmente las riquezas, sino por repartir los riesgos que las sociedades generan.
El carácter global de las problemáticas como el cambio climático, las pandemias y crisis económicas provocan que ningún país ni sector social pueda escapar de los riesgos que se generan. Por ello, ante estas problemáticas globales no existen ni deben existir soluciones y abordajes únicamente locales, sino de carácter global. Se requieren abordajes y soluciones que combinen lo global, lo local, lo multidimensional de las realidades y lo interdisciplinario de sus soluciones.
Esto ha llevado a que las campañas que instan a las personas a quedarse en casa adopten un carácter global, ya que el riesgo es generalizado y todos los grupos sociales están expuestos. Ha quedado en evidencia el surgimiento de sujetos planetarios, interconectados digitalmente mediante tecnologías, pero susceptibles ante problemáticas globales con efectos sobre lo local e individual.
También, han quedado al descubierto con mayor crudeza y dramatismo no solo los riesgos de salud de contraer el Covid-19, sino también de padecer enfermedades crónicas, enfermedades vinculadas con el hacinamiento, estrés, enfermedades mentales u otras. Todo esto ante un sistema de salud profunda e históricamente debilitado.
A esto se suman otras crisis urbanas relacionadas con la calidad de servicios básicos, la violencia social y doméstica del país, la pobreza, las brechas socioeconómicas, entre otras. Cada crisis genera riesgos para diferentes sectores sociales, pero bajo sociedades caracterizadas por ser complejas, multidimensionales e interdependientes los riesgos se reparten cada vez de manera más democrática en todas las clases sociales.
Históricamente, los riesgos han sido repartidos entre los sectores sociales más vulnerables; pero en esta pandemia ha quedado claro que las sociedades globalizadas son capaces de repartir los riesgos hacia aquellos sectores con condiciones más estables y seguras.
Esto nos obliga a prestar atención al abordaje, mediante políticas públicas, de otras problemáticas sociales que grandes sectores sociales viven cotidianamente como crisis, como la pobreza, exclusión social, violencia; inseguridad alimentaria, brechas educativas y tecnológicas, entre otras, que bajo condiciones de “normalidad” parecen invisibles. Al igual que el Covid-19, estas problemáticas deben ser tratadas con la misma premura y determinación, ya que de manera estructural generan más muertes y miseria. Es necesario democratizar las condiciones de estabilidad y seguridad entre los diversos sectores sociales.
Luego de esta pandemia ¿qué lecciones aprendidas quedarán para tomar en cuenta para enfrentar otros problemas y crisis socioeconómicas estructurales del diario vivir en nuestra realidad nacional? ¿qué políticas públicas se llevarán a cabo para enfrentar otras crisis socioeconómicas de carácter estructural que enfrenta el país y que ahora han salido a la luz con mayor fuerza? Esto bajo la consideración de que luego de la pandemia, los mismos sectores sociales serán los sacrificados y enfrentarán directamente las consecuencias socioeconómicas dejadas por esta pandemia. Aunque la expansión de los riesgos globales es más generalizada, la lógica de repartición de los viejos problemas estructurales en los sectores más vulnerables no se romperá.
Esto abre las posibilidades de comprender estas problemáticas globalmente, bajo lógicas de complejidad que reconozcan que las realidades no son lineales, por lo cual las soluciones no deben ser lineales. Se nos presentan oportunidades para comprender a reconocer que las realidades son multidimensionales, por lo que se deben crear soluciones desde enfoques multidisciplinarios que rescaten las diferentes perspectivas, capacidades y saberes científicos y técnicos.
Ningún actor, de forma individual, tiene la razón en sus abordajes ante este tipo de problemáticas globales.Por otra parte, la coyuntura ha favorecido que la ciencia se posicione en la política a través la academia. Pero no en la política partidaria, sino mediante la generación de insumos, conocimientos y aportes que contribuyen en el debate, toma de decisiones y para comunicar de manera confiable.Es necesario invertir en la ciencia ante las posibilidades reales de que las sociedades generen más riesgos relacionados con virus y pandemias de manera cada vez más recurrente y constante. Probablemente las sociedades debamos aprender a vivir bajo estas circunstancias más seguido, y con ayuda de la ciencia las sociedades podrán anticiparse a los efectos negativos y brindar medios para sobrevivir. Esto ante una interrogante que se debe valorar durante esta coyuntura: ¿qué hubiera sido de las sociedades sin la intervención y contribución de las diferentes ciencias?